Por: Gilberto Jiménez Carrillo

El Fondo de Desastres Naturales (Fonden) es un instrumento financiero que tiene como finalidad apoyar a los estados, así como a dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, en la atención y recuperación de los efectos que produzca un fenómeno natural. Su objetivo consiste en atender los efectos de desastres naturales, imprevisibles, cuya magnitud supere la capacidad financiera de respuesta de las dependencias y entidades paraestatales, así como de las entidades federativas. En lo individual, las personas no requieren hacer ningún trámite directo ante el Fonden, pues este Fondo no opera a través de personas particulares, sino mediante las dependencias de los gobiernos federales y estatales.

La Secretaría de Gobernación (Segob) está a cargo del Fonden y este se activa a través de la emisión de una Declaratoria de Emergencia o Declaratoria de Desastre. El grupo parlamentario de Morena presentó ante la Comisión Permanente una iniciativa para reformar diversas leyes, entre ellas la desaparición de decenas de fideicomisos cuyos recursos habían sido ejecutados en sexenios anteriores fuera del presupuesto y sin reglas de operación. Precisamente el Fonden era uno de ellos. A raíz de esta iniciativa, los opositores al Gobierno federal y a los legisladores morenistas, se volvieron sumamente fatalistas, aduciendo que, de prosperar la iniciativa, el Gobierno se vaya a desatender de apoyar a científicos, investigadores, deportistas de alto rendimiento, víctimas de la violencia, defensores y periodistas, entre otros beneficiarios de los fideicomisos y sus fondos. Pero por supuesto que eso jamás sucederá, lo que pasa es que por los antecedentes de los pasados gobiernos federales, los fideicomisos repartían dinero a diestra y siniestra muchas veces sin justificación alguna, y en muchos casos cuando el dinero llegaba a los estados, simple y sencillamente se hacía mal uso de él, por moches, desviaciones y otras transas.

Retomando el caso del Fonden, imaginemos un desastre natural que requiere dinero urgente para atender a los afectados. Será la federación la que a través de sus delegaciones, directamente resuelva la situación y los gobiernos estatales y municipales sean coadyuvantes, pero sin tocar un solo peso para evitar las malas prácticas del pasado. El pueblo y los sectores que requieren del apoyo de estos fideicomisos, seguirán recibiendo los beneficios, solo que de manera trasparente y directa, sin intermediarios, sin negocias. Hay fideicomisos que tienen beneficiarios, programas y proyectos importantísimos, que son los de ciencia, investigación, tecnología, cine y deportistas, que tienen un objeto o programa concreto, pero también hay otros que son meras cuentas bancarias, que no tienen ningún objetivo claro. En caso que extinguirse los famosos fideicomisos, no se angustien, los programas no desaparecerán, la diferencia es que los recursos se transparentarán y se pondrán responsables  en cada uno de ellos, pero el objetivo y el monto no cambian. Nadie quedará en estado de indefensión, solamente se modificaran los mecanismos que garanticen su transparencia. Ya era tiempo de terminar con la opacidad, la nula rendición de cuentas y el mal uso de los recursos públicos.

Email:[email protected]