Por: Fhernanda Simental L.

Ya desde el 2004, en la administración de Ismael Hernández Deras, se hablaba de la famosa “consolidación” de Durango como tierra del cine, tal y como puede comprobar cualquiera que lo googlee. Pareciera entonces que poco o nada se ha avanzado sobre el tema, ya que quienes suelen referir esta prefabricada idea inalcanzable y abstracta, tal y como lo ha hecho hace unos días el actual encargado del turismo estatal, Eleazar Gamboa de la Parra, por lo regular están extraviados y saben poco del tema.

Con los innumerables recortes al presupuesto por parte del Gobierno Federal, la cultura y el turismo viven una de sus más grandes crisis, en la que cada uno de los estados deberán echar mano de mucha imaginación y creatividad para promover cada uno de sus destinos, potenciando sobre todo los recursos que tienen que ofrecer para la atracción de inversiones en este rubro.

Desde que en 1954 se empezaron a rodar películas en Durango, quedaba claro la ventaja que tenía el estado para estar en el ojo de las productoras estadunidenses, que fascinados, no dudaban ocupar los escenarios naturales para recrear historias legendarias del género western, en plena época dorada del cine hollywoodense.

A partir de la crisis en la que estuvo sumido México en la década de los 70, el cine nacional, ya en declive, sufrió su estocada final en la administración de José López Portillo, quien desmanteló la industria cinematográfica y nombró a su hermana Margarita López Portillo como directora de RTC… con este escenario, Durango veía lejana la posibilidad de restituírsele su lugar como escenario idóneo para producciones, ya fueran nacionales o extranjeras.

¿Qué es lo que ha faltado? Pareciera que en 2004 Durango retomaba su lugar; la superproducción de “Las Bandidas”, con las actrices internacionales Salma Hayek y Penélope Cruz, regresaron el tufillo de glamour al estado y lo colocó nuevamente en la pizarra, donde incluso Hollywood volteó su mirada con dos producciones.

Evidentemente la falta de constancia e interés de las administraciones estatales ha derivado en una actividad cinematográfica irregular, a lo que se suman producciones de medio pelo que poco o nada aportan para una eficiente proyección de la entidad, dejando muy lejos a Durango de estados como Baja California, donde se realizan anualmente en promedio 70 producciones tanto mexicanas, norteamericanas, europeas y asiáticas, que van desde series para televisión, videoclips, comerciales documentales, corto y largometrajes, entre otros.

No es la cantidad, sino la calidad, así como una efectiva e inteligente promoción fílmica, lo que atraerá producciones mayores que se traduzcan en una derrama económica importante para un estado que sufre la falta de empleos y que puede ver una oportunidad, directa o indirectamente, en la industria cinematográfica, en la que Durango, desde el 2004 “se está consolidando”.

Twitter: @Fher_Turkita