Por: Fhernanda Simental L.

Twitter: @Fher_Turkita

Para este momento, casi todos han visto a través de redes sociales, el video de Raymundo, un joven regiomontano con discapacidad, que llora por haber conseguido su primer empleo. Entre lágrimas el joven dice: “Mamá, estoy muy feliz porque me contrataron en Cinépolis (…). Me fue muy bien, estoy muy emocionado, mamá. Y sí quiero trabajar y aportar en la casa”.

Es casi imposible no emocionarse con un video así, sobre todo en un país donde las cifras de empleo van más abajo que hacia arriba y donde se sabe bien que por la edad, el género, las enfermedades, el estado civil, estado físico e incuso por ideología política o religiosa, se hace difícil conseguir un trabajo.

Nada exalta más el espíritu como el trabajo, ni está más vinculado con el esfuerzo y la superación, sin embargo el corazón tiembla al ver las nada halagadoras cifras: En mayo aumentaron la desocupación y la subocupación a escala nacional, y en 21 entidades federativas creció el desempleo.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), la tasa de desocupación escaló de 3.2 % en mayo del año pasado a 3.5 % en mayo de 2019; mientras que el porcentaje de personas que tienen un empleo de baja calidad, se disparó de 16 % en mayo pasado, a 19.3 % en mayo de este año, cifras todas estas, que deben poner en alerta al país, sobre todo si sumamos la crisis migratoria en la que se está viendo inmerso México.

En lo que corresponde a Durango, las cifras estadísticas sostienen nuestra percepción diaria cuando caminamos por las calles de esta callada y tranquila ciudad, pues es algo que te lo dice el taxista, el mesero, el bolero, el señor de la tienda, la señora del puesto de comida de la esquina, es algo que se siente en el aire: No hay empleo, y las personas que lo tienen como las que he mencionado reflexionan: “No tenemos trabajo, pues la gente no tiene dinero que gastar, así que aunque tengamos empleo, realmente no lo tenemos pues no hay a quien venderle”.

De acuerdo con el “índice GLAC”, el cual realiza el corporativo GLAC y mide variables, indicadores y factores que sirven como información para elementos y tendencias que afectan las condiciones de seguridad de un país o una entidad, identificando fortalezas y debilidades sobre todo en bienestar y certeza social, la Ciudad de México, Durango y Tabasco están entre las entidades que registraron menores tasas de empleo en el primer trimestre de 2019, respecto al mismo periodo de 2017.

La Seguridad con Bienestar de Durango, Ciudad de México, Morelos, Tabasco, Oaxaca y Guerrero, tienen los registros más negativos en materia de empleo en los últimos años, pues mientras estados con mayor variabilidad como Guerrero, Morelos y Oaxaca su tendencia es a la alza, Durango, Tabasco y la Ciudad de México se encuentran debajo de la media, y con tendencia a la baja.

Solo esperamos que a quienes les toca trabajar sobre el tema de la generación de empleos en el territorio estatal, se pongan las pilas y lo hagan ¡Ya!, sobre todo en el diseño de una estrategia eficiente y exitosa que promueva las inversiones ya sea desde lo regional, nacional o internacional y se puedan establecer trabajos formales y dignos para los duranguenses que día a día salen a la calle buscando un trabajo y que esperan como Raymundo, llorar de felicidad al conseguirlo.