Por: Fhernanda Simental L.

Nada bien ha empezado la segunda administración municipal del Partido Acción Nacional (PAN), que parece haber preferido anidarse en los grises colores institucionales ante su falta de dinamismo. De nada ha valido tener la cabeza administrativa despejada de oponentes, pues ante la falta de un sólido liderazgo, las fracturas y diferencias internas se han visibilizado entre directores y regidores blanquiazules, evidenciando que no están cohesionados y que pesan más los intereses personales lo que ha derivado que se vea un Alcalde abandonado, pues, aunque le ayuden a llenar la foto, en operación política se ve la estrategia desierta.

Hace unos días, cuando la regidora Rosa María Asencio Orrante, solicitó la destitución de Erika Ruiz Hernández, titular de la Dirección de Administración y Finanzas del Municipio, al considerar que la Funcionaria no ha dado resultados ante la contingencia sanitaria por el Coronavirus pues ha sido evidente la falta de un plan emergente de apoyo a los duranguenses (¡y es imposible o estar de acuerdo con la regidora!), el señalamiento reveló que la luna de miel al interior de la actual administración municipal terminó y ha quedado muy atrás.

Lo cierto es que los duranguenses están cansados de funcionarios que solo ven cuando les piden el voto; de los comerciales de televisión mal hechos, donde se ven las mismas caras de los funcionarios sonrientes con extractos de discursos poco creíbles y anquilosados, en una palabra: Quieren resultados, no palabras.

Así, mientras Rosy Ascencio justificó su postura, dijo que no lo cabildeó con sus compañeros el tema pues era una postura personal, lo que en la percepción se interpretó como la obvia fractura de ideas y metas entre la fracción de regidores del PAN que poco o nada han hecho por decir “esta boca es mía”, relegados en un rincón algunos y otros tratando de sacar su agenda personal pese a los intereses de los demás.

Si bien podemos mencionar a regidoras como Gabriela Vázquez Chacón o Claudia Hernández Espino, como las dos integrantes que han sorteado mejor los obstáculos de su propia fracción, de septiembre a la fecha, el lastre mismo que representa la poca presencia de un equipo fortalecido las jala hacia el interior, cuya piedra principal es además el nulo trabajo de los directores municipales que en la contingencia han preferido nadar de “muertito” y no moverse mucho para no hacer olas, mientras el barco se sigue hundiendo a solo siete meses de administración.

El evidente abandono se ve reflejado además en las constantes manifestaciones que se realizan afuera de las oficinas del Cabildo; es casi ya normal que en plena contingencia un grupo de gente esté apostada a las afueras de la Sala de Cabildo, ubicada en calle Victoria, lanzando consignas contra un Gobierno que consideran, ni los ve ni los escucha. Desde Antorcha Campesina hasta los músicos de la plaza y los comerciantes del mercado Gómez Palacio, los reclamos pudieran ser atendidos por los regidores panistas y descansar los hombros de un Alcalde que se está viendo rebasado por los reclamos ciudadanos.

Nos preguntamos dónde estará un Fernando Rocha Amaro, que repite periodo como regidor y que, en la comisión de Actividades Económicas, no ha mostrado el menor interés por desahogar, aunque sea un poco las molestias de los comerciantes. Tampoco se ha visto a una Ana María de los Ángeles Soto, la perredista que está dentro de la fracción panista y que poco o nada le gusta estar en medio de la lucha campal albiazul, donde ni siquiera le dan oportunidad de brillar.

Por otra parte, es fácil suponer que regidores panistas de gran trayectoria como una Claudia Hernández o un Francisco González, exdirigente municipal del PAN, no les encante que alguien ajeno al sendero azul guíe sus destinos como fracción, pues en la práctica, Londres Botelllo, como coordinador de regidores brilla por su ausencia y evidencia que no tiene idea de donde están las riendas azules.

Twitter: @Fher_Turkita