Por: Fhernanda Simental L.

El Partido de la Revolución Democrática se ha convertido en ese amigo malacopa que no quieres invitar a tus reuniones porque no sabes cómo se va a comportar, pero que al final invitas porque le pone sabor a la fiesta… lamentablemente, para el PRD la fiesta está llegando a su final.

Luego de sacar en 2018 la votación más baja de su historia, el «sol azteca» ha caído en lo que parece un pozo sin fondo, resultado de la poca habilidad de sus dirigentes, las luchas internas por el poder, el golpe mortal de perder militantes que decidieron seguir al proyecto de Andrés Manuel López Obrador y hoy un golpe nuevo con la renuncia que hace su ex presidenta nacional Alejandra Barrales y el actual senador Juan Zepeda.

En la carta que la misma Barrales circuló a través de su cuenta de Twitter se lee: “Una virtud de la democracia es la diversidad del pensamiento y el respeto a todas las ideas, por esa razón en estos días hay quienes están viendo en el PRD los cimientos para construir una nueva propuesta política, algunos se opondrán a ello, nosotros en esta disyuntiva hemos decidido cerrar nuestro ciclo en el PRD siempre agradecidos con quienes confiaron en nosotros”.

¿Está acaso hablando del proyecto ‘Futuro 21’ que presentó el partido el fin de semana?, ¿acaso Barrales y Zepeda no están de acuerdo con una reinvención del partido? Aunque ambos personajes han dado diversas entrevistas y se niegan a sumarse a otra fuerza política, lo cierto es que no es secreto para nadie que en los corredores del Senado de la República se hablaba ya de la posible incorporación de Juan Zepeda a las filas de Movimiento Ciudadano, aunque también era sabido su coqueteo con la bancada de Morena, misma historia que se puede decir de Barrales.

Si algo están de acuerdo en el «sol azteca» es la urgencia de levantar al partido y rediseñarlo desde sus cimientos, lo que va más allá de un simple cambio de nombre. Los involucrados explican que “Futuro 21” es el proyecto que busca aglutinar diferentes fuerzas políticas cuya coincidencia es no estar de acuerdo con la cuarta transformación.

Pero, ¿quiénes están involucrados en «Futuro 21»? Veamos: José Narro, expriista, exdirector de la UNAM y que buscó la dirigencia nacional del PRI; Beatriz Pages, también expriista; Jesús Ortega, exdirigente nacional del PRD; Rubén Aguilar, panista, exvocero presidencial de Vicente Fox; Jesús Zambrano, expresidente del PRD; Miguel Ángel Mancera, exjefe capitalino, actual senador del PRD y coordinador de su bancada; Gabriel Quadri, excandidato a la presidencia de la República por Nueva Alianza; Purificación Carpinteyro, exdiputada federal por el PRD y excandidata a la jefatura capitalina por Nueva Alianza; Guadalupe Acosta Naranjo, expresidente nacional el PRD; Fernando Belaunzarán, exdiputado federal del PRD e integrante del grupo Galileo.

Desde su fundación el 5 de mayo del 1989, por Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez y el ahora morenista, Porfirio Muñoz Ledo, el PRD concentró su fuerza en torno a la figura de Cárdenas, quien buscó la Presidencia de la República tres veces, agotando (mucho), lo que el partido debió representar; luego vendría Andrés Manuel López Obrador, que renunció a sus filas en 2012, más tarde renunció también Marcelo Ebrard en 2015 y luego Alejandro Encinas, y del partido que llegó a gobernar 12 de los 32 estados hoy sólo cuenta con cinco senadores y 11 diputados federales.

Quienes afirmen que la sepultura del PRD fue las alianzas que hizo con el antagónico PAN simplifican un problema más profundo. El error del PRD fue el culto a una sola persona y en eso radica el origen de su problema. Si en verdad el «sol azteca» quiere ser contrapeso del poder, tendrá que poner las ideas por encima de los personajes.

Twitter: @Fher_Turkita