Por: Fhernanda Simental L.        

Solo los ingenuos pensaron que Marko Cortés vino a Durango a dar espaldarazos y levantar las manos a futuros candidatos.

Algunos escribanos políticos y plumas rentadas se fueron con la finta, apuntalando a sus mecenas como los beneficiarios, sin embargo, Marko realmente vino a Durango a medir su fuerza, pues sabe bien que el descontento por su dirigencia es mucho y es en todo el país.

En la pasada reunión del Consejo Nacional del PAN se formalizó para noviembre el proceso de permanencia o renovación de la dirigencia nacional blanquiazul. Ahí, jaló orejas, primero al gobernador de Nayarit, Antonio Echevarría García, a quien acusó de entregarle la gubernatura de ese estado a Morena, y luego, reprochó a Pancho Domínguez, gobernador de Querétaro, el que haya criticado la alianza PAN-PRI, única excusa que tuvo para referirlo, pues la brillante gestión de Pancho opaca por sí misma la mediocre administración de Cortés.

Así pues, el actual jefe nacional albiazul comienza a mover sus fichas para permanecer en la silla de Avenida Coyoacán y Eje 8 sur, conociendo de antemano que no son pocos los que aspiran llegar a esa oficina, como tal es el caso del mismo Pancho Domínguez, quien hace unos días mostró su descontento por la poca fiabilidad que tiene el padrón nacional del PAN, pues Marko Cortés lo tienen prácticamente secuestrado.

En una entrevista que concedió a Milenio, el actual gobernador de Querétaro, que también esta semana fue elogiado por el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, por ser un gobernador que no heredará deudas a su sucesor, dijo que no hay un padrón abierto y está secuestrado por Marko, por lo que la lucha por la dirigencia sería inequitativa y poco democrática.

La postura de Pancho Domínguez, el actual hombre fuerte del PAN, hará sin duda mover las motivaciones de quienes saben, los tropiezos de Cortés no han sido pocos y que, en los retos que se aproximan, ya no hay cabida para los errores, pues hoy más que nunca Acción Nacional debe sacar la casta y enarbolar con firmeza y decisión, su postura como líder opositor.

Es entonces que, en la espera de la reelección o renovación, los panistas deberán pensar bien el rumbo que tomará el partido y mucho cuenta para ello, los resultados de la pasada contienda electoral, donde, si bien no les fue del todo mal, si bajaron los estándares y sí perdieron escalones, tal como sucedió en Durango, donde a pesar de ser el partido en el poder, cayó a tercer lugar como fuerza política, rebasado por el PRI, así como sufrir un revés por parte del Tribunal Electoral, que les quitó una diputación de mayoría proporcional.

Estos son solo dos ejemplos de la serie de errores que ha tenido Acción Nacional en Durango, pero que ejemplifica bien el escenario de descomposición nacional que ha permeado debido a una floja dirigencia que no tiene ni pies ni cabeza.

En Durango, además, Marko Cortés enfrenta el gran error de la permanencia de Verónica Pérez al frente del Comité Directivo Estatal, así como el nombramiento que ha hecho de Marcelo Torres Cofiño, gran perdedor del pasado proceso electoral en Torreón, como delegado (nuevamente), del CEN en Durango.

En este escenario pues, lo único que se espera es que Marko tenga un momento de brillantez para colocar perfiles panistas sólidos, o bien, que deje el espacio para alguien que sí lo pueda hacer mejor.

Twitter: @Fher_Turkita