Por: Fhernanda Simental Loera

“Si destruyes toda una generación de cultura, es como si nunca hubiera existido.”

George Clooney

Ha sido significativa la caída de la actividad cultural en Durango, no sólo desde el ámbito municipal sino también en todo el territorio estatal. Visto siempre como el área incómoda, incomprendida, la parte de agenda política “aburrida”, la cultura siempre ha sido vista desde las agendas gubernamentales como ese renglón ocioso al que “hay que entrarle”, aunque muchas veces los políticos no entiendan bien a bien para qué lo están haciendo.

Al considerarse de menor importancia, muchos se han aprovechado y han usado el recurso destinado a la cultura como la caja chica de una administración, pues es poco común que el ojo público escudriñe el estado de estas finanzas. Hay vacíos y auditorías que la ciudadanía desconoce; derroches en eventos rimbombantes pero de poco impacto y contrataciones “misteriosas” que de tan enredadas, se prefiere ignorar.

Ahora, en un supuesto intento de regresar su “dignidad” al Museo de la Ciudad ubicado en el expalacio municipal de avenida 20 de Noviembre y calle Victoria, el Ayuntamiento capitalino encabezado por Jorge Salum Palacio, ha decidido mudar las oficinas del Instituto Municipal del Arte y la Cultura (ICED) a otro lugar, un espacio donde se pagarán 50 mil pesos mensuales (más IVA), en un espacio innecesariamente amplio para las funciones de esa dependencia.

Se presume que será la casa ubicada en la calle Francisco Sarabia y Morelos donde estará albergado el IMAC, aunque otras voces apuntan a un inmueble de calle Fénix, pero ¿Realmente es necesario gastar 50 mil pesos mensuales? Si tomamos en cuenta que desde el inicio de la actual administración municipal la principal queja fue la falta de recursos para iniciar obras de cualquier área pues no tenían dinero “para nada”, ahora el discurso cambia y dan muestra de que al parecer sí pueden darse ciertos lujos.

La incongruencia de la actual administración municipal ha rayado ya en el absurdo, sin embargo, estamos hablando ahora de una afrenta directa a la inteligencia ciudadana, donde se le apuesta a la memoria de corto plazo y se intenta jugar con la conciencia social a través de un léxico perverso paradójico y lleno de incongruencias.

Mientas se justifica la renta de oficinas para el IMAC bajo el argumento de la “dignificación de un espacio cultural”, nada se habla del desalojo que tendrá que hacer el propio Alcalde, pues cabe recordar que las oficinas donde despacha están en la planta alta; de igual forma, la sala de excabildo, ubicada también en la planta alta, deberá ser utilizada única y exclusivamente para eventos del propio museo y restringir su acceso a los regidores capitalinos que realizan ahí sesiones de las diferentes comisiones municipales a las que pertenecen.

¿No se dignificaría mejor la cultura si ese recurso que planean gastar en rentas se utilizara mejor para programas inteligentes de cultura o becas para los artistas locales, de trayectoria o emergentes?, ¿O que tal un programa donde los duranguenses conozcan su propia cultura, sus propios artistas?, ¿Por qué no habilitar u lugar donde los artistas muestren su obra dignamente y se les motive a seguir creando?, ¿Qué tal un programa de hermoseamiento de la ciudad, que en calles y jardines (los pocos jardines que quedan]), se respire arte y cultura?

Sobre el tema, la única que ha alzado la voz es la regidora por Movimiento Ciudadano, Paulina Monreal, que ha lanzado en redes sociales esta campaña que pregunta a los cineastas, pintores, escritores, escultores, gente del arte, lo que harían con 50 mil pesos mensuales.

Los ciudadanos ya estamos cansados de que se nos tome el pelo y que digan que el dinero que gastan las autoridades “lo hacen responsablemente”; si de verdad existiera un real y legítimo interés en la cultura la dignificación estaría en las acciones y no desde el discurso y derroche innecesario de recursos… o ustedes ¿qué opinan?

Twitter: @Fher_Turkita