Por: Emmanuel Salazar 

La marcha del 8 de marzo para conmemorar el Día Internacional de la Mujer registró menos participación este lunes que hace un año, y ahora los grupos más extremosos fueron los que en todo momento protagonizaron la concentración.

En esta ocasión, como reportero sufrí una agresión de parte de un grupo de jovencitas que desde mi perspectiva rondan los 16 años, pero respiran profundo odio contra los hombres. Hasta ahora, para poder ser necesitamos tener un padre y una madre, y no creo que los padres de estas jovencitas sean esos seres llenos de maldad que se supone somos los hombres.

En términos generales, muchas jovencitas tienen a sus padres y dudo mucho que en la totalidad los hombres que tienen en sus casas sean agresores, habrá algún caso, pero no la generalidad, y no entiendo cómo pueden ellas convivir con ellos, sus padres, sus hermanos.

Pero en la narrativa que han creado estos grupos de mujeres, todos los hombres somos maldad, somos quienes coartan sus ideas y aspiraciones, somos lo peor que ha ocurrido en el mundo.

Claro está, que no necesariamente eso es real, sino la sociedad simplemente no podría funcionar, pero esos grupos requieren esa narrativa para justificar su intención de dividir y lograr así imponer un interés.

Como hombre siempre he sido respetuoso de las mujeres, a mi madre siempre le he profesado un amor y respeto sin tener reclamo alguno y solo agradecimiento. A mi esposa siempre he intentado alentar en sus inquietudes y estoy profundamente agradecido por su amor, su acompañamiento, su respaldo y su generosidad.

Mis compañeras y compañeros reporteros saben y conocen como es quien esto escribe. Hay detrás toda una trayectoria que ha buscado siempre la congruencia.

Twitter: @jemmanuelsr