Por: Erick R. Solís Tavizón

La Ley es clara, desafortunadamente no siempre se aplica. La última reforma que se hizo en materia electoral obliga, entre otras cosas, a que los partidos políticos sean más incluyentes en cuanto a la participación de las y los candidatos jóvenes en los comicios electorales, se dieron cuenta que los jóvenes tenemos la capacidad y las herramientas necesarias para transformar el país.

Se avecinan tiempos electorales, 2021 será un año sin precedentes, que como ya se ha dicho constantemente será histórico para la sociedad en general, uno de los retos más importantes en medio de la arena política, es la llegada de nuevos liderazgos, de cuadros competitivos, y más que eso, nuevos rostros que no solo ayuden a que exista una mayor participación del electorado, sino que puedan darle esa oxigenación que tanto necesita a nuestro sistema político.

Muchos de los actores que hoy protagonizan los principales debates políticos en la esfera local y nacional, (por su ejemplar trayectoria o, por lo contrario) comenzaron sus carreras repartiendo volantes, movilizando banderas, llenando listas, tocando puertas, pegando calcomanías en los semáforos, (al menos eso es lo que dicen).

Los tiempos y las condiciones están listas, en los próximos procesos electorales serán muchos los jóvenes que estarán a punto de tomar la decisión de lanzarse por primera vez a un cargo de elección popular. Normalmente, la elección para elegir regidores en los cabildos o los congresos estatales suelen ser el comienzo de muchas carreras políticas exitosas.

Se trata de una decisión compleja, costosa y que puede cambiar para siempre la vida de quienes la asumen. En muchas partes del país, los candidatos jóvenes se han enfrentado con un reto titánico y sumamente difícil, teniendo en cuenta que el quehacer político sin tener compromisos oscuros es tener enormes posibilidades de ser derrotados y no por falta de capacidad, sino por falta de apoyo por el electorado y de sus plataformas políticas.  

 Además, se suma otro reto, enfrentarse a los grupos del poder, mismos que buscan reelegirse una vez más, por la vía plurinominal o de elección popular, es un asunto que les quita la esperanza a muchos, si se considera que las curules que cada partido puede conseguir en una elección como la que se avecina son limitadas, y que quienes cuentan con visibilidad, trayectoria y redes políticas elaboradas tienen una opción mayor de alcanzar un lugar.

Pero el asunto no se queda en la juventud, teniendo presente que algunos de los peores casos de corrupción y hasta problemas jurídicos graves en la historia reciente del país y en el estado han tenido políticos jóvenes entre sus protagonistas, seria correcto decir entonces que la sola edad de un político, contrario a lo que muchos electores piensan a la hora de emitir su voto, no es garantía de transparencia ni de renovación. Sería bueno pensar entonces, en una correcta composición de juventud y experiencia y poder alcanzar objetivos comunes.  Quienes si merecen un elogio y una oportunidad son aquellos jóvenes y claro los no tan jóvenes que, desde las dificultades y las improbabilidades, han decidido tomar el rumbo del trabajo en la defensa de las causas en las que creen, sin ser mensajeros o herederos de los más poderosos, o títeres de las maquinarias políticas estatales. Los jóvenes hechos a pulso y decididos a aportar la creación y la ejecución de políticas públicas que contribuyan al mejoramiento de las condiciones de vida de todos los mexicanos.

Los retos que enfrentarán serán inmensos y profundamente difíciles. Pero aquellos que desean emprender el camino del servicio público para plantear propuestas innovadoras y encaminadas al progreso, aun sabiendo lo largo y complejo que será, devuelven la esperanza en un estado y a un país que la añora. Esperemos que el peso de los logros de quienes tomen la decisión de presentarse como candidatos el próximo año se anteponga como fuente la vocación de servicio ante los reveses políticos que enfrentarán.

Durango y México se lo merecen.

Twitter: @ErickSolisT