PODER AL DERECHO… Hablemos de reelección
Por: Erick R. Solís Tavizón
El derecho en materia legislativa siempre relumbra muchas diferencias políticas y posturas partidistas. Los diferentes grupos parlamentarios defienden con uñas y dientes sus posturas e ideologías procurando convencer por distintos medios a sus compañeros para ganar las votaciones porque -aunque no lo parezca-, los dictámenes se ganan o se pierden por medio de votos.
El recurso de reelección fue pensado como una forma en que las y los ciudadanos, por medio de su voto, pudieran evaluar, premiar o castigar la buena o mala gestión de sus representantes y así decidir quien se queda por otro periodo y quien se va.
En el año 2014 se reformo el artículo 59 de nuestra Constitución, en donde se aprobó la reelección legislativa misma que a letra expone; “Los Senadores podrán ser electos hasta por dos periodos consecutivos y los Diputados al Congreso de la Unión hasta por cuatro periodos consecutivos. La postulación solo podrá ser realizada por el mismo partido o por cualquiera de los partidos integrantes de la coalición que los hubieren postulado, salvo que hayan renunciado o perdido su militancia antes de la mitad de su mandato”
Este cambio jurídico hizo posible que las curules de las cámaras alta y baja puedan ser ocupados, por la misma persona hasta por doce años consecutivos, ello implica: mantener fuero constitucional, sueldo o dieta, prestaciones, partidas legislativas y las famosas prebendas del cargo legislativo.
Cabe mencionar que, gracias a un articulo transitorio, la reforma constitucional entraría en vigor en el presente año. La lógica fue permitir la conclusión de los senadores en funciones, es decir, el periodo para el que fueron electos.
Parecía muy lejana entonces la fecha en que las y los legisladores tendrían la opción de reelegirse por periodos consecutivos y a consecuencia de un rotundo descuido parlamentario, omitieron dar claridad sobre las reglas particulares de este derecho.
Una vez que arranco el proceso electoral mas importante de nuestra historia en la primera semana de septiembre del año 2020 y ante la comisión legislativa, el INE comenzó a trabajar en los criterios para hacer viables y operativas las reformas constitucionales que entrarían en vigor en materia de paridad de género y reelección legislativa.
En materia de reelección, el Instituto Nacional Electoral había dispuesto que para contar con condiciones de igualdad entre los contendientes, los legisladores con aspiraciones electorales tendrían que notificar al arbitro electoral, a mas tardar el 23 de diciembre su legítimo interés de participar en precampañas, además, tendrían un sistema de fiscalización para corroborar que no se presentaran desvíos de recursos públicos, etiquetados como actividades legislativas para fines electorales, adicionalmente, se tendrían que separar del cargo 60 días antes de la elección lo que implicaría no recibir dieta ni prerrogativas.
Ante el trabajo operativo que realizo el INE y en nombre de la legalidad -olvidada por años- las y los diputados señalaron dichos señalamientos como un “exceso de autoridad electoral” ya que lo anterior les impediría realizar a cabalidad su labor legislativa. Como contrapropuesta, los distintos grupos parlamentarios se pusieron a trabajar en la reglamentación correspondiente.
Fue entonces cuando en la Cámara de Diputados se aprobó un acuerdo mediante el cual exponía que quienes pretenden reelegirse, no están obligados a renunciar ni a sus puestos ni a su dieta, lo que los coloca en una situación de competencia desigual frente a las y los candidatos que busquen esos espacios por primera vez.
Los números fueron contundentes: 454 votos a favor, cuatro en contra y cinco abstenciones. Sin duda, los primeros beneficiarios de las modificaciones serán los propios legisladores.
En tanto, hay definiciones en el proceso de reelección, y en el caso específico de Durango no creo que sus actuales representantes ante el Congreso de la Unión tengan la cara para buscar dicho recurso, su trabajo en general ha dejado mucho que desear, motivo suficiente para no garantizar la victoria a sus fuerzas políticas.
Sea cual sea la definición que tomen, lo cierto es que en las manos de las y los ciudadanos está el de valorar el trabajo de sus diputados y el próximo 6 de junio tendremos la oportunidad de ratificarlos o castigarlos.
Twitter: @ErickSolisT