Por: Erick r. Solís Tavizón

Vivimos en un país libre, democrático y soberano; la soberanía nacional reside esencial y originalmente en el pueblo. Lo anterior no son palabras de mi autoría, es un mandato tutelado por nuestra Carta Magna, el cual solo era una oportunidad para todas aquellas personas que pertenecían a las cúpulas de grupos y partidos políticos, y la representación de esas cúpulas eran las y los que nos representaban en los distintos órganos de Gobierno.

Las decisiones más trascendentes del país las tomaban los representantes de esos grupos del poder, y el pueblo solo aplaudía, o a veces ni eso. Hoy en día, la política ha dado un giro de 180 grados, pues la misma ya no solo es realizada por políticos, sino también por ciudadanas y ciudadanos; no solo por aquellos que emiten su voto cada elección, o en aquellos que trabajan en alguna campaña electoral, también en las y los ciudadanos que se informan, debaten, exigen y participan de forma activa en la toma de decisiones desde la sociedad civil.

La lealtad debe ser la fuente de poder y la fuente de poder es el pueblo.

La democracia nos permite que el poder del pueblo vaya más allá del voto en las urnas, a una participación más activa; esto ha obligado a la construcción de gobiernos mas abiertos donde haya transparencia y en donde todas y todos podamos participar en las decisiones públicas. La actual administración puso muy de moda las consultas, instrumento de participación muy polémico y cuestionado pero que no había sido utilizada antes.

La inclusión de la sociedad en la toma de decisiones existe independientemente de la condición social, económica, estado civil o de salud, género, preferencias sexuales o políticas. Si no participamos nosotros mismos nos excluimos.

En estos procesos de consulta popular intervienen la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual revisa la constitucionalidad de la consulta y el Instituto Nacional Electoral, el cual tiene a su cargo la organización, desarrollo y cómputo de las consultas.

Este año puede ser histórico para las y los mexicanos, ya que como se ha dicho con anterioridad en este mismo espacio, nos enfrentaremos a las elecciones más importantes de la historia del país, y además, la actual administración pública federal ha hecho mucho énfasis, ya que por primera vez el trabajo y la gestión de un mandatario federal podrá ser sometida a la revocación de mandato, y es ahí, en donde todo el pueblo decidirá si el Presidente representa o no sus intereses, dejándolo o retirándolo de su encargo.

Ahora bien, si le agregamos a ambos ejercicios de participación ciudadana la paridad de género, nos encontraremos el escenario que no tenían las generaciones anteriores de mujeres; pues, está comprobado que los países donde las mujeres intervienen se toman acuerdos mas duraderos y las políticas publicas tienden a proteger mas a los Derechos Humanos.

Soy un convencido que la vigencia de los derechos se concentra en el poder de opinar, votar y ejercer el poder; se requiere entonces la participación y el apoyo de todas y todos, y así poder ser parte de una manera activa en la vida política, económica y social.

Aunque falta mucho camino por recorrer, nuestro país ha tenido un avance significativo en materia de participación ciudadana y democracia, las consultas populares y sobre todo en el proceso electoral por el que atravesamos es el momento idóneo de hacer valer lo que enmarca el artículo 39 de la Constitución, el cual manifiesta que:

La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de este. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su Gobierno.

Salgamos entonces y ejerzámoslo.

ES Cuanto.

Twitter: @ErickSolisT