Por: Erick R. Solís Tavizón

Hace unos días se cumplieron 10 años del asesinato de la activista, tras perseguir justicia por el homicidio de su hija Rubí Marisol de 16 años quien fue violentamente asesinada por su novio de nombre Sergio Rafael Barraza en Ciudad Juárez, Chihuahua, a pesar de que el feminicida confesó y señaló el lugar en donde había quemado el cuerpo de la víctima, las autoridades lo absolvieron, esto hizo que la madre se convirtiera en la cara de millones de mujeres que todos los días exigen justicia.

La activista fue asesinada mientras realizaba una manifestación enfrente del palacio de Gobierno en Chihuahua, recibió un balazo el 16 de diciembre del 2010; a lo largo de su lucha, Marisela se enfrentó con la gran corrupción en la que estamos sumergidos, con organizaciones criminales y funcionarios que no hicieron absolutamente nada para defenderla y ayudarle en su petición.

Marisela Escobedo vivió y murió en un país en el que 10 mujeres no regresarán hoy a dormir a su casa porque alguien les quitara la vida, en un país donde el silencio es el peor enemigo, pero el protagonista de la historia, misma que hace unos meses una plataforma digital lanzó en forma de documental, haciéndole homenaje a sus tres muertes, intentando hacer conciencia y romper el silencio de la triste realidad que tenemos en materia de impartición, administración y procuración de justicia.

Escobedo Ortiz fue una mujer sin límites, con una gran dignidad humana y valor civil, puso a las mujeres mexicanas en lo más alto, al enfrentar de frente y cara a cara la indiferencia hacia su género por las autoridades mexicanas, tocando todas y cada una de las puertas, para que se hiciera la justicia por el crimen hacia su hija, sin rendirse ni bajar la guardia en un solo momento, hasta demostrarle a toda una nación, la indiferencia e irresponsabilidad del Estado para velar por la seguridad de las mujeres, ello sin la necesidad de vandalizar ni atentar contra la estabilidad social para obtener su reclamo.

En la actualidad, el movimiento feminista adquiere una gran relevancia y sobre todo vigencia, ello con la finalidad de que en México se derrumben esas barreras que atentan contra los derechos de la mujer, una y otra vez; Marisela Escobedo es un estandarte inagotable en la lucha femenina, madre, profesionista, empresaria, que es un ejemplo de batalla sin precedentes, una mujer que se mantuvo protegiendo a sus hijos, y decidió sin descanso asumir una responsabilidad que dejó en ridículo a las instituciones que se dedican a la procuración e impartición de justicia en el vecino estado de Chihuahua.

A 10 años de la tragedia ocurrida a esta gran mujer se le recuerda con la siguiente frase fiel al rumbo que tomó su vida en sus últimos días: “Mejor morir de pie, que vivir de rodillas”.

El elevado porcentaje de delitos que no son denunciados ante las autoridades no sólo dimensiona la gravedad de la inseguridad y delincuencia que existe en el país, que son consideradas por la mayoría de los mexicanos como el problema más importante hoy en día, sino también la altísima impunidad del crimen.

Se dice que en México el principal problema es la corrupción. Y sin duda lo es, pero más quenada es como un síntoma. Esto no quiere decir que no lo vea mal. Detesto, al igual que todos, la corrupción. Simplemente considero que la corrupción es resultado de la impunidad, que, a su vez, es reflejo de la falta de Estado de derecho. La impunidad ocurre por la falta de aplicación de la Ley. Debido a que una gran cantidad de delitos quedan sin castigo —es decir, en impunidad—, se propicia la corrupción, entre otros males. Adicionalmente, la falta de derecho hace que el terreno de juego no sea parejo para todos los ciudadanos y aumente la desigualdad.

Por: Erick R. Solís Tavizón

Twitter: @ErickSolisT