Por: Erick R. Solís Tavizón

El 8 de marzo de 1857, en Nueva York, muchas mujeres fueron reprimidas por la policía, causando la muerte a 129 de ellas mientras se manifestaban en las calles, reclamaban a las autoridades de aquel tiempo y a patrones; ya que su salario era menor al de los hombres, además, que las hacían trabajar embarazadas, tenían diez o más horas de jornada laboral y condiciones de trabajo infrahumanazs. Lo anterior, es el antecedente del movimiento de obreros que culminó en los mártires de Chicago el 1 de mayo de 1886, y que, de la misma manera, dio lugar al Dia del Trabajo; que acogió las demandas laborales de las mujeres trabajadoras, como el descanso antes, durante y después del embarazo, guarderías, salario más digno, entre otras.

Desde hace mucho tiempo, las mujeres han demandado igualdad al hombre; en lo social, en lo económico, cultural, deportivo, político, etc. Y aunque nunca será suficiente, se han visto avances; como el reconocimiento a su derecho a votar y ser votadas para los cargos de elección popular que fue reconocido por el Estado en las leyes de 1953, mismo que las ha llevado a ocupar todos los puestos de elección popular; faltándole solo uno: la Presidencia de la Republica; lo que probablemente se obtenga en 2024; pues por  primera vez en la historia, nueve de los 20 integrantes del gabinete presidencial son mujeres; el 50.8 por ciento son senadoras, el 48.2 por ciento diputadas y hay siete candidatas de las 15 gobernaturas; y en lo administrativo y judicial, la mujer ocupa un alto porcentaje en los altos puestos.

Conmemorar un día o un mes a la mujer, contribuye a reforzar las reclamaciones y necesidades, pero es momento de dar el paso definitivo para su participación inclusiva en la construcción de una sociedad más moderna, estable y duradera. Es necesario tomar en cuenta a la inclusión como elemento de la democracia y como un mecanismo de fortalecimiento del tejido social.

En el marco de un mes tan importante, vale la pena subrayar el ejemplo, la tenacidad, y el reclamo de las mujeres que, más allá de las circunstancias y de las limitaciones de inclusión, por sus propios logros, carácter y gallardía, han superado las barreras y los obstáculos imperantes en la sociedad y se han abierto camino en espacios de participación y acción tradicionalmente dominados por hombres.

El día de hoy, miles de voces femeninas se manifiestan, y no solo en las calles, desde sus casas, trabajos y oficinas, serán miles las que a exigirán a la autoridad esos mismos reclamos que tristemente se encuentran presentes desde 1857, miles de mujeres que han sufrido de abusos, de malos tratos, de injusticias, se harán presentes hoy; un tema que debe ser constante, no solo el 8 de marzo, el reclamo debe ser de todos los días, al igual que su pronta respuesta.

La manifestación es un derecho que tutela nuestra Constitución, en este sentido, no solo se resumiría en el derecho que todas y todos tenemos, se entendería también, como una obligación, pues las manifestaciones representan un ejercicio de participación democrática plenamente legítimo. Y en este momento de la vida nacional, nos demuestra que la humanidad no puede dar por hecho un futuro prometedor si las mujeres no tienen participación en nuestro estado, y todo el país, requiere que la seguridad e igualdad sustantiva de la mujer sea puesta por encima de todos los intereses públicos, para generar un impacto institucional que brinde soluciones efectivas y que verdaderamente incida en un desarrollo pleno.

Bienvenida sea entonces la manifestación, esa manifestación real, de exigencia de justicia, de oportunidades y de soluciones prontas. Las mujeres hoy mas que nunca representan esa fuerza y esa lucha que requiere nuestro país, no solo para ser referente a nivel internacional, sino para tener el México que merecemos todos.

ES Cuanto.

Twitter: @ErickSolisT