PODER AL DERECHO: Navidad y derecho
Por: Erick R. Solís Tavizón
La justicia no tiene descanso. Su interés tiene cabida durante los 365 días del año y esta cualidad apoya la misión de hacer de este mundo un espacio más justo. La Navidad supone, en muchos casos, un momento para la reflexión profunda y el replantearse metas para el próximo año.
¿Existe alguna relación entre la Navidad y el Derecho?, Sí, al igual que todas las relaciones, por más increíble que parezca.
Y es que, entre las fiestas decembrinas, Navidad es, y seguirá siendo la época más esperada del año para los niños y niñas que, quien llenos de ilusión esperan la venida del Niño Dios o de Santa, quien ha leído la carta que con tanto anhelo se ha escrito semanas, o a veces hasta meses antes.
Sin embargo, y hablando específicamente del derecho familiar, cuando existe una separación entre los conyugues, pueden ser fechas complejas y más que magia navideña pueden venir desastres, malos ratos inolvidables causados por conflictos, diferencias y competencias absurdas entre adultos que, sí o sí, pueden causar un impacto muy negativo a los menores.
Un consejo del emitente, es que veamos estas fechas con ojos de niño (o lo que en Derecho sería aplicar el principio de Interés Superior del Niño para enfrentar estas fiestas) y entender que la Navidad es de ellos, también de los adultos, pero sobre todo de ellos. Y gracias a ellos podamos ver que no podría sonar tan malo tener dos aperturas de regalos porque Santa o el Niño Dios llego a dos casas (papá y mamá) o hacer dos celebraciones. La verdad no estoy muy relacionado con temas de la psicología infantil como para poder entender el impacto que algo así causaría en un niño, pero sí puedo decir que tuve ocho años y que la idea me habría parecido sensacional.
Otro caso que ocurre recurrentemente en temas de derecho familiar, es cuando un padre que ha estado ausente mucho tiempo, incluso años, decide que Navidad es la mejor y más apropiada época para aparecer de la noche a la mañana en la vida de sus hijos reclamando su derecho a verlos, a quedarse con ellos y, en síntesis: reaparecer.
Lo primero sería verificarlo con el profesional idóneo (que no es un abogado sino un psicólogo) y preguntar cuál sería el impacto que esta reaparición de forma tan repentina puede causar en ese hijo o hija. Porque puede ser que, tal vez sea el regalo de Navidad que el niño siempre pidió en secreto era precisamente ver a su padre que no ha visto en mucho tiempo; o directamente cause un impacto nefasto y negativo. En este último caso, el mensaje es para el padre o madre que ha aparecido: “Vamos con calma, nadie le niega su derecho vincularse con su hijo, pero sobre todo es el derecho del niño a que esa vinculación sea saludable para su vida”. Aquí, es donde interviene el abogado, para proponer regímenes de visitas que sean progresivos, de menos a más, de manera paulatina hasta que este padre o madre se incorpore plenamente en la vida del niño y no cause ningún tipo de trastorno o influya en su desarrollo que sin duda alguna es lo más importante.
Finalmente, la idea es estar preparados como padres, más si la comunicación es difícil. Cuando es imposible llegar a acuerdos, lo mejor es regular a través del sistema de régimen de visitas, para que sea coherente y positivo para los hijos. Cuando las fracturas entre los padres son profundas, la tendencia es regular de manera exhaustiva y muy detallada.
En cualquiera de los casos, es necesario que veamos la Navidad con ojos de niño, y que podamos ver que también es una estupenda idea el dejar nuestros intereses navideños de adultos a un lado, para dar paso a la magia de la Navidad que quieren los niños, porque finalmente el Niño Dios o Santa viene por ellos, no por sus padres.
Que tengan todas y todos, una muy feliz Navidad, en compañía de sus seres queridos.
Twitter: @ErickSolisT