Por: Erick R. Solís Tavizón

Son muchas las dudas que se han generado en los últimos meses con respecto al quehacer político y electoral, mismas dudas que se han originado gracias a esta pandemia que cambió, entre otras cosas, la forma de hacer política y sus estrategias.

No solo los representantes de partidos políticos, sus miles de pre candidatos y sus respectivos equipos, todo el mundo, se enfocan en analizar a las campañas electorales en tiempos de pandemia desde una perspectiva territorial, desde la perspectiva del contacto directo, de los recorridos puerta a puerta, de los ya finados eventos multitudinarios, de los abrazos y fotos con la anciana y con el recién nacido. El contacto físico pasó de ser un fiel aliado a ser un grave problema, y, aunque haya soluciones relativamente efectivas y sencillas para compensarlo, vale la pena preguntarnos ¿cómo afectará entonces la crisis sanitaria a las estrategias electorales?

La pandemia cambio la demanda social en lo que se refiere a la vida política, a sus dirigencias, a sus partidos y al mismo Gobierno. Napoleón Bonaparte decía que la sociedad se mueve por el interés personal o por miedo. Y es así, en las situaciones electorales más comunes predomina el interés personal. Especialmente en nuestro país las elecciones reflejan búsquedas de intereses personales. Por ejemplo, la gente de clase media, baja y muy baja, ven a las campañas como una oportunidad de acceder a pequeñas ventajas económicas con la esperanza que, con resultados prósperos, haya una proyección mas favorable a mediano y a largo plazo.

Los dirigentes nacionales y estatales de cada partido conocen muy bien estas expectativas sociales, es por ello, que han utilizado a las organizaciones partidistas para ofrecer un espacio favorable a la realización de dichos intereses. La cercanía con el poder hace aumentar muy fuertemente la seducción y la capacidad de reclutamiento. Es por ello, que los partidos en el poder, o bien que transmitan la inminente llegada al poder, tienen mayor “arrastre” positivo de decisión mucho mayor que los que se muestran o se perciben más débiles.

Por otra parte, cuando se instala el miedo (crisis, guerras, pandemias, etc) lo que se busca de la política y de sus representes, es la protección. El modelo tradicional político, ese que divide y enfrenta a la sociedad, que le dice a la gente solamente lo que la gente quiere escuchar, que se enfoca solo en dar buenas noticias, que juega con los sentimientos, las esperanzas y la buena fe de las personas, empieza a devaluarse cuando las crisis tocan la puerta, en esos casos, las personas buscan desesperadamente quien las proteja, buscan liderazgos diferentes, liderazgos protectores, responsables, que sean factores de unidad entre la sociedad, que manejen con perfección esas crisis y que enfrenten con firmeza ese grave miedo que representa una amenaza para todos.

La pandemia será el principal protagonista en los próximos comicios y cambiará las elecciones y sus resultados, aunado a la polarización de la sociedad, la imagen y la popularidad del Presidente que sigue de cierta manera vigente, pero que en 2021 no aparecerá en las boletas; además, Morena el partido hegemónico de los últimos años y de irresistible arrastre político en elecciones locales, se mueve en un mar de dudas y de incertidumbres, ya nadie sabe si este partido será la clave del éxito, de continuidad o de ruina.

Los próximos meses serán fechas de enormes retos en materia de profesionalización de campañas. En la oposición, los partidos, hoy bastante desdibujados, harán que sea una “estrategia refugio”, relativamente segura y la idea principal será centrar la oferta política en los cuadros y no en los partidos.

Las dudas, sin embargo, probablemente sean aclaradas en un plazo mas corto del que podría pensarse. La confrontación de la Cuarta Transformación (4T) y el “Va por México” es portadora de apuestas de todo o nada. La parte ganadora  “ganará doblemente”, quien pierda, lo “perderá casi todo”, la distancia que nos separa de las elecciones el próximo 6 de junio no se mide en meses, se mide en miedo, en indignación, pero también en soluciones, en propuestas y liderazgos reales.

Se medirá en sentimientos de cercanía o de rechazo.

Twitter: @ErickSolisT