PUERTA INTERIOR… Decepción
Por: Norma Huizar
Ella dejó de llorar, ese nudo en la garganta que no la dejaba respirar, por fin desapareció. Pudo volver a tragar…. la comida ya no se devolvía de su esófago, y las náuseas se terminaron.
Recupero peso, pudo encender el celular y no sentir que él estaba detrás de ese aparato maligno. Fueron dos años de tristeza infinita, de dolor descomunal.
Como si le hubieran desgarrado las entrañas con un picahielo, la hubieran amarrado y obligado a ver lo que no podía siquiera imaginar.
Se estiraba en esa mesa imaginaria de tortura, se retorcía de dolor hasta que dejo de sangrar y las lágrimas se secaron. Entendió que tenía que sacarlo todo, vaciarse para algún día poder volver a ser ella.
No llevaba prisa, no podía recuperarse, pero el cuerpo se fue deteriorando, hasta que el médico le dijo, que podía terminar en algo maligno.
Sus amigas, inseparables, estuvieron ahí, -tu eres fuerte- le decían, tú siempre has podido con la vida, ¿Cómo no vas a poder con esto?
Le regalaron una muñeca de trapo, una almohada que decía “vale por un abrazo”, la acompañaron, la escucharon llorar por meses y la vieron consumirse poco a poco.
-No sabemos que hacer- decían entre sí. Ella seguía llorando, doliéndole el alma, retorciéndose por el ardor dentro de su cuerpo.
¿Está loca? ¿está furiosa? ¿está dolida?
Nadie supo que ella había perdido la última esperanza de creer.
No había más figura de izquierda, honesta, leal, incorruptible.
Su mirada denotaba decepción, nadie supo cuánto luchó y todo lo que hizo para que al final el sueño se estrellara como una pieza de vidrio cortado; y esos pequeños pedazos y astillas fueron devorados por ella, por eso tanta sangre, tantas lágrimas y tanto dolor.
La lección fue dura, pero ahora camina segura, tranquila, sabedora de quien es quien, ahora utiliza todo su potencial en ella misma, como debió ser desde un principio, como debió ser siempre.
Twitter: @_NormaHuizar_