Por: Norma Huizar

«¡Oye!, te leí, y la verdad no todos somos iguales ¿Eh?» Expresó M, un investigador prestigiado. «No todos somos maridos pachorrudos».

Me encantó el término, hace mucho no lo escuchaba. La verdad es que, en una relación, siempre uno se hace medio tonto o que no se da cuenta. Uno ama más. Uno pone más en todos los sentidos y el otro recibe cómodamente, me dijo un primo.

«Habemos hombres hogareños y fieles, que nos comprometemos a sacar adelante a la familia y cuando llegamos a casa encontramos una mujer ausente en todos los sentidos», explicó R.

Mi amiga L, solo quería casarse con un millonario. Lo hizo, tuvo dos hijas y después se divorció. Ahora vive cómodamente de su pensión. No trabaja, se la pasa en el gimnasio y tomándose selfies.

Mi hijo es mamá, y la mujer madre, se limita a trabajar para darse sus gustos. Mis nietos son responsabilidad de él, así como los gastos; comida, escuela, etcétera. Algunas mujeres viven así. Dejan todo por el trabajo y éxito profesional. Abandonan lo demás.

«¿Por qué las mujeres pueden ser mantenidas, y los hombres no? ¡Son unas aprovechadas!», comentó G. Escogen un hombre que las mantenga y viven extendiendo la mano. Después nos dicen: yo no quería estar contigo, pero lo hice por mis hijos. Se victimizan y restriegan que aguantaron infidelidades, borracheras y demás, solo por los hijos.

Creo que ese discurso ya no es válido. Hay de todo, las parejas nos acoplamos a vivir de acuerdo a nuestras carencias emocionales.

M se casó con un viejito cuajado de dinero. Su vida sexual es inexistente, ella está más guapa que nunca y él nomas la ve. Tiene materialmente todo lo que desea, ¿Pero será feliz?

¿Quién es feliz en estos tiempos de pandemia? Lo que sí, es que los jóvenes prefieren vivir solos y no comprometerse.

Todo ha cambiado.

Twitter: @_NormaHuizar_