Por: Norma Huizar

Cuando la única persona que cuida de ti se muere inesperadamente, y tú aún no sabes cómo sobrevivir; la vida se complica. La muerte se convierte en algo cruel y salvaje. Te arranca todo de tajo.

Entonces piensas: ¿Dónde está el amor, la bondad y la misericordia? Te llenas de coraje, de rabia y frustración. Comienza un camino desconocido sin esa mano que te reconforte, sin el consejo, sin la guía que te exprese que vas por un camino peligroso.

Ya había sentido muchos muertos a mí alrededor. Ahora son más y va aumentando la cantidad. He perdido seres que amé demasiado, que me amaron y se fueron dejando grandes enseñanzas. Como el señor Sanabria que me dijo: Si trabajas con ahínco y honestidad, nunca te faltara nada.

Como Carlos que me enseñó a amar la radio cultural, y a descubrir un mundo alterno.

Como la señora Chelo que me acogió como familia, siendo una desconocida para ella.

Como Ceci que además de maestra, fue la iniciadora de mí espiritualidad.

Como mi Madre, que partió sin decir adiós.

Veo como la muerte hoy se vive de manera menos dramática.

Hace 30 años no había tanatólogos. Solo había rosarios interminables, dolor y preguntas sin resolver.

También estaba la culpa, por no hacer, no decir o no querer.

Ahora nos enseñan que morir es fluir. No hay culpa, no hay que aferrarse al dolor, ni al desconsuelo. Te deshaces de todo lo más rápido posible, donas ropa, regalas objetos queridos, rehaces la casa y la vida; y ese dolor que estruja los huesos y el alma se calma más rápido, se diluye en semanas.

Tu historia es para una novela, me comentó J.

Según las estadísticas del país, tú no debiste salir adelante. Tal vez si hubiera visto un tanatólogo hace más de 30 años, mi historia sería diferente.

Ahora sé, como la mayoría que pasó lo que tenía que pasar, ni más ni menos.

Y aquí estoy, viendo morir a muchos. Viendo sobrevivir a otros, y  a muchos más; luchando por continuar.

No sabemos si seremos de los afortunados en contar como vivimos una pandemia.

Hoy  estoy aquí trabajando en lo que me gusta, con una familia que jamás pensé volvería a tener.

Después de todo, vivir vale la pena.

Twitter: @_NormaHuizar_