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Recordando a Oscar Flores Tapia, un gobernadorazo

17/12/2020 - Hace 4 años en México

Recordando a Oscar Flores Tapia, un gobernadorazo

Zona de Debate | 17/12/2020 - Hace 4 años
Recordando a Oscar Flores Tapia, un gobernadorazo

Por: Gilberto Jiménez Carrillo

Óscar Flores Tapia nació el 5 de febrero de 1913 en Saltillo, en una casa de la colonia Cerro del Pueblo, ubicada en una calle que fue bautizada con su nombre durante la administración municipal del panista Rosendo Villarreal en 1992. Flores Tapia fue huérfano de padre y su madre era invidente, tuvo una humilde infancia en la que debió desempeñar múltiples oficios: Bolero, lava carros, agente de tránsito y aseador de tumbas. A pesar de ser autodidacta, fue secretario del exgobernador Raúl López Sánchez, luego director de la imprenta del Gobierno del Estado y en su afán de trascender, viajó a la Ciudad de México para trabajar al lado del Lic. Luis Echeverría Álvarez.

En 1949 y 1950 fue presidente estatal del PRI y luego dirigente nacional de la CNOP, posteriormente senador de la República por su estado natal y gobernador constitucional de Coahuila en 1975, iniciando el 1 de diciembre de ese año, cargo que abandonó cuatro meses antes de finalizar su período, el 11 de agosto de 1981, por diferencias políticas con el entonces presidente de la República, José López Portillo. La Legislatura aprobó su licencia y pasó a la vida privada. Bajo los truenos de la tormenta nunca estuvo solo, el pueblo de Coahuila estuvo de su parte y también el juicio del tiempo. Siendo gobernador del estado, a Flores Tapia se le consideró el mejor presidente municipal que ha tenido Saltillo, pues las edificaciones que promovió hicieron que a Saltillo se le conociera como la Atenas del Norte. Fue un político singular, ajeno a los cánones y las costumbres, heterodoxo por naturaleza, impredecible en las reacciones de su genio volcánico, impuso a su Gobierno un ritmo dinámico que a veces parecía opuesto a la más elemental sensatez, no había mañana, todo era para hoy y para hoy, su rápida inteligencia de matices brillantes, parecía carecer de lógica, pero acertaba en los fines. Óscar Flores Tapia fue el personaje más relevante de la vida coahuilense en la segunda mitad del siglo XX, poeta, novelista, historiador, ensayista literario, periodista y político de excepción, su obra intelectual llega a más de 25 volúmenes editados, pero su obra política y humana rebasa todo antecedente válido.

Murió el 11 de julio de 1998. Tenía 85 años de edad. Su sepelio fue espectacular, contó con la presencia del expresidente de la República, Luis Echeverría; fue velado en la sala de gobernadores del palacio de Gobierno, posteriormente lo trasladaron al recinto de Juárez, sede del Colegio de Investigaciones Históricas de Coahuila, del que fue miembro y fundador; estuvo en la catedral de Santiago y en la logia masónica del que era miembro y finalmente sepultado en la rotonda de los hombres ilustres. En julio de 2005, en ocasión del séptimo aniversario de su fallecimiento, se le rindió homenaje por sus acciones y obras, tanto en la política como en la literatura, dejó una honda huella que al paso de los años se convirtió en ejemplo y leyenda.

Se develó una estatua con su figura elaborada en bronce en la explanada del teatro de la ciudad, por cierto, una de sus grandes obras. La estatua de Flores Tapia se aprecia con la mirada hacia el Cerro del Pueblo, su querido barrio. Oscar Flores Tapia, un gobernadorazo que en cinco años y medio realizó en su estado un sinnúmero de obras de gran trascendencia. Me hubiera gustado conocerlo.

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