Rojo
Por: Emmanuel Salazar
El semáforo rojo en Durango parece que no funciona. Los contagios en los primeros 15 días de noviembre casi doblan los que se reportaron en los primeros 15 días de octubre, parece ser que la sociedad duranguense simplemente no entiende la gravedad del hecho.
Octubre dobló el número de contagios que se registraron en septiembre y parece que noviembre se encamina a registrar el mismo comportamiento que el décimo mes del año, esto es que se duplicará la cantidad de contagios y con ello los decesos.
¿Qué hacer ante estos hechos? Médicos como Vladimir Martínez, quien a principios de noviembre fue de los principales promotores del semáforo rojo, ahora se ha manifestado por poner en verde el semáforo y que se abra todo para salvar la economía y que sobreviva quien pueda.
¿En verdad eso queremos los duranguenses? aplicar lo que hizo Estados Unidos bajo el Gobierno de su actual Presidente, que básicamente consistió en priorizar la economía y espera los fallecimientos que fueran necesarios con tal de mantener el dinamismo económico.
Si bien es necesario la reapertura de actividades productivas, no debería de ser a consta de los decesos de las personas, nadie de nosotros quiere ni desea que algún familiar perezca en esta pandemia que, silenciosamente avanza y cobra la vida de poco más de mil personas en el estado.
Pero, ¿Cómo lograr que se pueda reducir la movilidad y a la vez se pueda impulsar la economía? Es una pregunta realmente difícil, pero quizás también sencilla pues requerimos hacer conciencia y asumir el uso de cubrebocas prácticamente para todo.
Es realmente acotado lo que pueden hacer los ciudadanos pues la autoridad central decidió no hacer pruebas de COVID-19 de forma indiscriminada y rastrear casos.
Estamos desprovistos de las medidas que aplicaron países asiáticos que han logrado contener y prácticamente superar la emergencia que significó la enfermedad a principios del 2020 en sus regiones.
Aquí lo que nos queda es la solidaridad y corresponsabilidad con el uso de la mascarilla, lavado de manos y distancia, esa que ha hecho que muchos veamos a nuestros padres de forma retirada, que no los podamos abrazar y que hoy usemos la tecnología para sentirnos cercas de ellos.
Ojalá pudiéramos comprender que necesitamos cuidarnos unos a otros para poder esperar que lleguen las vacunas a mediados del próximo año y podamos de esa manera recuperar nuestro trajín tan cercano como lo tenemos los mexicanos.
Twitter: @jemmanuelsr