Por: Emmanuel Salazar

Para México y Durango, hace poco más de 110 días el nuevo Coronavirus cambió la vida de la población que no logramos asimilarnos a convivir con el nuevo virus importado de China, y que nos ha afectado la economía como nadie había pensado a principio de año.

En nuestro Durango, apenas el sábado registramos más de cien nuevos casos de COVID-19 confirmado y la cifra amenaza con seguir creciendo conforme pasa el tiempo y no hay manera de detener la movilidad pues la economía languidece ante la falta de actividad que se impulsó en los meses pasados para intentar disminuir el impacto en la salud del nuevo virus que persiste.

En ocasiones, puede uno pensar sobre qué hubiera pasado si a la par de la inmovilización de la población se hubiera impulsado las pruebas masivas como se realizó en China, pues detener la economía sin realizar pruebas para poder tener idea concreta de la presencia del virus nos dejó al parecer en desventaja y permitió que la enfermedad siguiera su avance sin poderse estimar en dónde estaban los brotes, en dónde podría haber la mayor afectación.

Finalmente, la ciudad de México se ha desmarcado de la directriz del Subsecretario, Hugo López Gatell y ha emprendido acciones para, en base a las pruebas masivas poder estimar en dónde se encuentra la mayor incidencia de los casos asintomáticos, en un afán por intentar frenar la enfermedad.

Paradójicamente, la ciudad de México, como lo hace Durango, ha empezado a retomar las actividades económicas pues le urge, al igual que a nuestra economía local, contar con movimiento, con flujo, permitir que la sociedad en si pueda acceder a recursos, pues definitivamente el Gobierno municipal, estatal o federal carece del dinero suficiente para poder alimentar a su población, a la que insta a reactivar la economía como sea y casi al costo que sea.

En junio, Durango reactivo la industria automotriz, minera y construcción y a la par se disparó el número de personas contagiadas pues solo en ese periodo sumaron mil 504 casos, de los mil 876 con los que cerró el mes, y en ese mismo periodo acumuló 105 decesos, que superó con creces los 47 que había sumado entre marzo, abril y mayo. Ese es el costo de reactivar la economía duranguense, la cual desfallece ante la inactividad inducida para intentar frenar el impacto del COVID-19.

Comentarios: @jemmanuelsr