Por: Dionel Sena

Lo que tanto se había adelantado finalmente ocurrió este jueves, es decir, que Javier Jiménez Espriú renunciaría al cargo de Secretario de Comunicaciones y Transportes del Gobierno federal, en apariencia, por diferencias con el presidente, Andrés Manuel López Obrador, el cual aseguró que él quería el control de los puertos a través de la Marina Armada de México y el que fuera el titular de la SCT quería que esa dependencia siguiera ejerciendo dicho control; la versión resulta inverosímil a partir de que varios comunicadores habían adelantado dicha salida a partir de la extradición que se concretó de Emilio Lozoya, con el que Jiménez Espriú tendría nexos a través de una empresa de la que es parte su esposa y cuyo conflicto de interés, ya fue insostenible en Palacio Nacional, de ahí la decisión que se tomó.

Desde luego que la «renuncia» del ex secretario de la SCT estuvo lo más argumentada posible, pues incluso hasta el excolaborador de la Cuarta Transformación (4T) dijo que si ante los ojos del Presidente el poder civil (encabezado por él) no servía para gobernar los 116 puertos del país, incluido el más importante de México, entonces ya nada tenía que hacer en el cargo, ante lo que el tabasqueño correspondió diciendo que había sido todo un privilegio trabajar con él, pero que las diferencias dentro de su gabinete, no sólo eran con él, sino también con otros colaboradores, quizá es por ello que a la fecha, ya le han renunciado 12 colaboradores entre secretarios de estado, subsecretarios y titulares de organismos autónomos, lo que es una constante, más allá de que algunos se nieguen a verlo de esa manera.

Más allá de que Santiago Nieto Castillo haya defendido a capa y espada la inocencia de Jiménez Espriú y asegurará que no tiene vínculo alguno con Emilio Lozoya, es innegable que el descrito, fue miembro del consejo de administración del Grupo Idesa con vínculos directos con Odebrecht y de la cual, es accionista su esposa, Elisa Margarita Gutiérrez Roldán, incluso fue el propio José Antonio Meade que en la campaña presidencial pasada, acusó justamente a Don Javier de dichos vínculos, los cuales negó el referido, bueno pues al parecer las declaraciones iniciales del exdirector de Pemex, bastó para que quien despacha en Palacio Nacional le pidiera su renuncia, la cual apenas ayer se oficializó.

Sin duda que Javier Jiménez Espriú, es el primer «damnificado» del testigo protegido Emilio Lozoya y que otras cabezas tendrán que rodar en las próximas semanas o días, pues las dimensiones de este salpicadero apenas lo estamos viendo y ya para que haya caído un integrante de la 4T, es indicativo que no se van respetar acuerdos, colores, personajes o trayectorias, al parecer será o todos coludos o todos rabones, pues está claro que la salida del exsecretario de la SCT no fue por sus diferencias con el Presidente, o por la administración de los puertos, fue por sus vínculos con el exdirector de Pemex, solo falta que lo reconozcan, lo cual se duda mucho que vaya a ocurrir y con esa se van a casar.

Al tiempo…

Twitter: @dionelsena