Por: Dionel Sena

Pocas veces vemos desfiguros o exabruptos como el que le pasó a Miguel Ángel Barboza, gobernador de Puebla, quien en un evento como esos que hay muchos, es decir, intrascendente, se le ocurrió recordar a quienes le robaron la elección en el 2018, en clara alusión a Rafael Moreno Valle y Martha Érika Alonso, quienes como todos saben, fallecieron en diciembre de ese mismo año al caer de un helicóptero, sin embargo el recordatorio no terminó ahí, pues el experredista gritó a los cuatro vientos que por lo que habían hecho, Dios los había castigado, lo que irremediablemente no podía pasar desapercibido, crispando aún más la división política que priva en esa entidad, en donde morenistas y panistas se repartieron la mayor parte de los puestos de elección popular que estuvieron en juego en los últimos comicios.

La declaración como tal fue por demás desafortunada y así le fue en las redes sociales, donde fueron más las críticas que las muestras de apoyo en tan delicado caso, mismo que por cierto, aún no ha sido resuelto por las autoridades federales, lo que se ha prestado a interpretaciones, de ahí la sensibilidad con la que debía tratarse el caso, lo que queda claro que no ocurrió, pues más allá que alguien haya simpatizado o no con el matrimonio “Moreno Valle”, el hecho de que no respeten el dolor de una familia ante una pérdida semejante habla de quien no tiene sentimientos, ni el mejor tacto político para hablar tan a la ligera de ese tema, dejando en claro que el rencor político que el poblano ha guardado en contra de los ya finados, ni la misma muerte lo puede dejar atrás.

El desfiguro fue tal que hasta el propio Ricardo Monreal criticó enérgicamente el dicho, pues afirmó que no se puede jugar así, con la pena que embarga a esas dos familias y a quienes les sobrevivieron, por lo que hizo un llamado a Barboza a ser más prudente, aunque lo más seguro es que le entre por un oído y le salga por el otro, pues sabe que por su condición de salud, la gubernatura de Puebla quizá sea el último puesto de elección popular que ostente, es decir, no tiene nada que perder, al grado de que haría oídos sordos hasta al propio Presidente, algo común en el experredista desde antes que dejara al «sol azteca» para mudar sus intereses a Morena, factura que cobró alto, ni más ni menos que con la máxima magistratura del estado que lo vio nacer.

Lo anterior nos deja claro que cuando la estupidez se apodera de un político, no hay poder humano que lo haga cambiar de opinión, pues no se entiende que Miguel Barboza ya haya conseguido su objetivo de ser gobernador de su entidad y aún siga enganchado con el pasado, para colmo, con quienes ya no están para defenderse, un exabrupto que salvo que ocurra algo extraordinario durante su mandato, indudablemente lo marcará por el resto de su administración, pues el no tener compasión en temas tan sensibles, aun y con quienes fueron tus enemigos políticos, no habla bien de las personas y mucho menos de quienes ejercen un cargo público, por lo que en este caso ni el propio Andrés Manuel López Obrador podrá salvarlo del escarnio al cual ha sido sometido y que aún prevalece, al menos en las redes sociales…

¡Que Dios lo perdone!

Twitter: @dionelsena