Por: Dionel Sena

La única gira internacional que ha tenido hasta hoy el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, sin duda alguna que fue altamente productiva para él, pues con la legitimidad más grande que haya tenido un símil como él en el pasado, pudo llevar su retórica con el hombre más poderoso del mundo y presumir a su país, y la transformación que a su parecer está haciendo, y que más allá de la parte en donde le agradece a Donald Trump el respeto con el que ha tratado a nuestra nación, que sabemos en los hechos no fue así, es innegable que esta visita fue en términos generales buena para él; sin embargo, su homólogo no podrá decir lo mismo y es que en medios norteamericanos, el encuentro bilateral pasó prácticamente inadvertido, por lo que el magnate no le podrá sacar todo el jugo que quería, convirtiéndose así en el gran perdedor de esa gira.

Se debe aclarar que, a Donald Trump, poco o nada le interesaba sellar lo que sus colaboradores ya habían hecho en el nuevo tratado de libre comercio (T-MEC) entre las tres naciones, tan innecesario era que el mismísimo primer ministro de Canadá, Justin Tredau, decidió no acudir a la convocatoria y quedarse a atender asuntos de mayor importancia en su nación, a sabiendas quizá de que al magnate lo que realmente le interesaba, eran las simpatías que le podía llevar en un momento dado el tabasqueño con los más de 30 millones de mexicoamericanos y chicanos que viven en la unión americana, pues para cómo andan las «aguas» por allá, ese nicho bien pudiera significar la reelección para Trump o su tumba política; para su desgracia no pudo capitalizar ese plan por su propios yerros, pues soltó una «bomba» unas horas antes que acaparó la atención de la mayoría de quienes viven de aquel lado del Río Bravo, incluidos los que tienen nexos sanguíneos con nuestro país.

La mayoría de los medios de comunicación en Estados Unidos obviaron el encuentro bilateral o en algunos casos, lo mandaron a páginas interiores, pues el tema medular que acaparó en mayor medida su atención, fue el anunció que hizo Trump para reabrir todas las escuelas del país sin excepción, en tiempos donde esa nación está convertida en el epicentro de la pandemia a nivel mundial, con más de tres millones de infectados por el COVID-19, lo que desde luego despertó las alarmas entre esa población, sin obviar que estudiantes extranjeros ya no podrían seguir con sus estudios allá, lo que crispó aún más el ambiente y generó la preocupación de muchos mexicoamericanos y chicanos, mismos que no deben estar nada contentos con la decisión que anunció el todavía inquilino de la Casa Blanca.

Parecía que antes de acudir al llamado de su homólogo en Estados Unidos, López Obrador sabía que más allá de que al Presidente de las barras y las estrellas le quede poco en el poder, sería un dolor de cabeza tenerlo de enemigo el resto de su gestión si hubiera declinado a esa invitación, además de que lo más seguro, es que el tabasqueño tenía conocimiento que justo el día en que ambos mandatarios se reunieron en Washington DC, detendrían a César Duarte Jaques, uno de los exgobernadores protegidos del sexenio pasado y uno de los hombres más buscados de la última época y sino, que le pregunten a Javier Corral, mismo que aseguró que su captura se debió gracias a las presiones que su Gobierno chihuahuense hizo todo este tiempo, un regalo al que le sacará todo el jugo posible quien despacha en Palacio Nacional.

Al tiempo…

Twitter: @dionelsena