Por: Dionel Sena

Andrés Manuel López Obrador una vez más puso el dedo en la yaga, al “sugerir” a los partidos políticos -la mayoría de oposición- la reducción del 50 por ciento a sus prerrogativas en un acto de coherencia política ante la realidad que enfrenta el país económicamente hablando, y que incluso deberían transferir esos recursos a la hacienda pública, un llamado que muchos pudieran no tomarse tan en serio, debido a que fue justamente Morena el partido que prometió renunciar a la mitad de sus prerrogativas una vez que ganaran la Presidencia de la República, lo que después de siete meses en definitiva no ha ocurrido, por lo que la posibilidad de que sea un acto y un discurso populista no suena para nada descabellado, tomando en cuenta que un recorte semejante dejaría al PAN y al PRI descalzos para las elecciones venideras, un dato que de ninguna manera se puede pasar por alto.

La declaración ocurrió en la «mañanera» de este jueves -antes de viajar a Durango- en donde el Presidente hizo hincapié de lo desproporcionado que es el presupuesto de los partidos políticos y lo que gana un mexicano promedio, lo que en definitiva no dista mucho de la realidad, sin embargo, para que ello ocurra primero deberá legislarse al respecto, es decir, hacerle cambios a la Constitución y concretamente a los artículos que hablan del tema y cambiar la fórmula sobre el reparto de las prerrogativas que reciben las distintas fuerzas políticas de este país, algunas de las cuales quedaron en “banca rota” después de las últimas elecciones presidenciales, por lo que la medida también pudiera ir encaminada a pulverizar lo poco que queda de la oposición, misma que hasta ahora ha distado mucho de comportarse como tal, por lo que no se descarta un cambio de discurso en el corto y mediano plazo de priistas y panistas que hasta ahora, han demostrado estar en un marasmo político como pocas veces se había visto en la historia de México.

Hasta ahora, se desconoce si la propuesta en las cámaras que impulsará Morena contempla una reducción a la de ya, o si será de manera gradual -qué sería lo más conveniente-, sin obviar que si la reforma a esos artículos se lleva a efecto, también deberá contemplar adecuaciones para permitir mayor financiamiento privado, apartado que seguramente llevará algunos candados, pues se duda mucho que el partido en el poder les deje esa puerta abierta a los otros partidos, mismos que buscarán la manera de subsistir para no dejar de ser competitivos, lo que en definitiva no será fácil pero tampoco imposible de lograr, siendo ésta la única posibilidad de mantenerse vigentes ante la aplanadora que les pasó por encima en el 2018, pues dicho sea de paso, la mayoría de los institutos políticos contrarios a la «4T» quedaron sumamente endeudados a partir de las elecciones del año pasado, es decir, sería su tumba política algo así.

Se debe entender que una propuesta semejante no debe ser interpretada como un acto populista, de lo contrario, la oposición sacará a relucir sus mejores armas para defender con uñas y dientes lo que les dan mes con mes, pues Morena no sufrirá con ese tipo de recortes, ya que su parámetro por ese mismo concepto es mucho mayor, tomando en cuenta que antes del 2018 prácticamente vivían de las dádivas que les otorgaba el Instituto Nacional Electoral, y ahora, pues son los nuevos “ricos del pueblo”, de ahí la postura de Yeidckol Polevnsky, la cual señaló que no sólo apoyaba la propuesta de López Obrador, sino que proponía que la reducción fuera incluso de un 75 por ciento, lo que de llegarse a aprobar sepultaría las aspiraciones de muchos institutos políticos que se niegan a morir agarrados de las prerrogativas.

Twitter: @dionelsena