Por: Dionel Sena

Tal y como ocurrió en el 2019, cuando Morena dilapidó gran parte del capital político acuñado un año atrás con aquel tsunami lopezobradorista debido a un divisionismo tan profundo que terminó haciéndoles mucho daño. Este martes se dio un grito de guerra por parte de Rosendo Salgado y su gente, mismos que anunciaron a los cuatro vientos que no apoyarían las candidaturas que postuló Nacho Mier junto al Partido del Trabajo (PT), pues a su parecer son aspiraciones impuestas y con pocas probabilidades de triunfo, lo que contrasta por completo con el discurso que trae el dirigente estatal Otniel García Navarro, quien por su parte, sí ve un panorama favorable para competir el próximo 6 de junio, este contraste de ideas podría desembocar en una fragmentación con costos que en este momento, no se podrían cuantificar debido a que las condiciones son totalmente opuestas a las del 2019.

No sería la primera vez que Rosendo Salgado y su gente amagan con hacer una campaña de brazos caídos, lo que justamente ya ocurrió en el 2019 con aquella debacle morenista, en donde de 39 alcaldías solo ganaron dos, por lo que el amago pudiera tener nerviosos a más de uno, aunque como ya se citó, ahora el control del partido lo tiene García Navarro y su gente, por lo que se duda mucho que vaya a permitir que se cometan los mismos errores que hace dos años, donde justamente él fue uno de los damnificados y esa espinita aún la tiene clavada, no por nada, ya nombró a personajes muy importantes para que coordinen la elección en cada distrito local, como es el caso de Sandra Amaya, Juan Carlos Corral y varios más que deberían robustecer ese proyecto político.

Aunque la posibilidad de dividir el voto es latente, es innegable que a diferencia del 2017, ahora los candidatos no se verán en la necesidad de ver interrumpidas sus campañas, como sí ocurrió en aquel año, por tantas impugnaciones quitándole total competitividad al proyecto, pues hubo quienes solo tuvieron oportunidad de hacer campaña por dos semanas, mientras que el resto de las ofertas electorales, sí cumplieron con los días establecidos por las autoridades, lo que los dejó en un estado de indefensión que dejó marcados políticamente a muchos aunque otros renacieron con el paso del tiempo y hoy están en puestos verdaderamente estratégicos y claves para lo que se venga y tratarán a como dé lugar, de aprovechar su oportunidad aunque en ello vaya dejar en el camino a compañeros del partido que no han entendido que su tiempo ya pasó.

Seguramente que no será la última vez que veamos a este grupo opositor alzando la voz por la manera en que los desplazaron, pero más allá de las palabras, lo que le debe preocupar a Otniel García Navarro y compañía, es lo que puedan hacer o no hacer el domingo 6 de junio, pues una cosa es realizar una campaña de brazos caídos y otra que el día de los comicios operen en contra, lo que no debería sonar para nada descabellado, pues si el proyecto de los que están sufre algún descalabro mayor, lo más seguro es que no tengan los argumentos para levantar la mano una vez más en el 2022, lo que sería absolutamente opuesto si consiguen realizar un papel digno en las urnas a pesar de todas las circunstancias que envuelven a este complejo partido político, mismo que sigue siendo una torre de babel en donde cada quien habla su propio idioma, menos el de la unidad.

Twitter: @dionelsena