Por: Dionel Sena

Más allá de lo que se pueda decidir en el plano nacional y estatal en torno a la pandemia que representa el COVID-19, es innegable que a los municipios también les toca hacer su parte, pues son estas últimas autoridades, las que justamente tienen el primer contacto con la ciudadanía, de ahí la necesidad de que sean los ediles los que deban poner la muestra en muchos aspectos, por ejemplo, hacer llamados de prevención y orientar a sus gobernados, sobre lo que deben hacer ante una pandemia semejante, además de cancelar eventos masivos de toda índole y, restringir las áreas de uso común hasta que pase la contingencia; justo ese es el caso de Jorge Salum del Palacio, el cual ha logrado amalgamar cada uno de esos aspectos, lo que significa uno de los principales retos de su trienio.

Hasta sus adversarios más acérrimos, deben reconocer que el Edil no ha utilizado la problemática de salud por la que se está atravesando como una bandera política, pues hasta el momento y por lo que él mismo ha hecho, ha sido mesurado en su actuar y principalmente en lo que dice, para lo cual debe tener una plena coordinación con los otros niveles de Gobierno, aun así, le ha tocado tomar decisiones difíciles como suspender el Festival Cultural Ricardo Castro, para el cual, ya se habían invertido alrededor de siete millones de pesos en los eventos y el pago de la mayoría de los artistas contratados, por lo que se sobreentiende que se ponderó la recomendación emitida por las autoridades sanitarias de suspender cualquier evento masivo y este era uno de ellos, más allá de todo lo que representaba cultural y turísticamente hablando para el municipio.

De igual manera ha mostrado preocupación por su base laboral, por lo que fue de los primeros que dispuso que todos aquellos trabajadores municipales que estén en riesgo, ya sea por su edad o estado físico, puedan retirarse a sus hogares, incluidos aquellos con alguna afección respiratoria que pueden quedarse en sus casas para resguardarse, sin que ello les traiga repercusiones laborales de algún tipo, lo que para muchos, es una muestra de sensibilidad para quienes forman parte de su equipo de trabajo, sin importar el nivel del que se trate, por ello solo van a trabajar algunas áreas para tratar de ser lo más eficientes posibles y hasta donde la contingencia lo permita.

Cuando decidió cerrar todos los espacios públicos de uso común, incluidas las áreas deportivas, quizá no muchos lo vieron con buenos ojos, sin embargo, con el paso de los días, se entendió que era lo mejor para evitar la propagación del COVID-19 y cuidando principalmente la salud de quienes viven en esta capital y practican algún deporte, pues lo que se busca es que la etapa dos del Coronavirus, sea lo menos severa posible y es cuando los contagios empiezan a darse entre quienes viven en la misma comunidad, después claro de que los casos importados ya lograron incubar el virus en sus familiares, amigos y con todas las personas que en un momento dado convivieron. Por ahora las decisiones que está tomando el Alcalde son las adecuadas, esperemos que esa misma consistencia conforme vaya avanzando la pandemia, lo cual todos los que vivimos aquí lo vamos a necesitar.