Por: Hermann Linden

Desde el 7 de junio comenzó la carrera por la sucesión gubernamental, muchos son los corredores interesados y apuntados en la línea de salida, algunos de ellos llevan construyendo un proyecto desde hace varios años, otros buscan vengar los resultados que no les favorecieron en el pasado, y otros más, levantan la mano porque se creen capaces, o porque buscan una moneda de cambio para su posteridad política.

Los resultados de las pasadas elecciones nos brindan un par de reflexiones; primero que nada, la alianza conformada por el PAN, PRI y PRD se mantendrá; quedó claro que para ser competitivos y lograr triunfos contra Morena, deben postergar esta sociedad, de no hacerlo, serán arrasados. Segundo, conforme a los resultados que Morena obtuvo en distintos estados, reforzarán su posicionamiento desde la Presidencia de la República y también acercarán a los partidos “satélite”, ya se dieron cuenta que su estrategia de atomización del voto no terminó brindando lo esperado; mientras más partidos compitan, más se polariza la elección y siempre se verán beneficiados los partidos con estructuras firmes.

Las hipótesis que se desdoblan son muchas y cada analista tendrá su punto de vista, sin embargo, las alianzas dentro de las fuerzas políticas están clarificándose poco a poco y esto nos permite dilucidar un escenario posible, en esta entrega comenzaremos con la alianza PAN, PRI y PRD.

La primera dificultad en la alianza bautizada como “Va por Durango”,  es que se pongan de acuerdo en quién proponga al candidato o candidata. En el PAN, Jorge Salum y su equipo, han estado buscando posicionar la idea de que es el idóneo y candidato más fuerte, sin embargo, el desgaste de su puesto, sus condiciones físicas y el no tener obras contundentes lo ponen en la cuerda floja, no obstante, es el más posicionado entre la ciudadanía. Javier Castrellón tiene cercanía con el grupo del Gobernador, logró el triunfo para San Lázaro con un cómodo margen, pero esas prácticas de trampolín ya quedaron obsoletas; Héctor Flores ha sido muy mesurado, tiene perfil y también la confianza del grupo actual, sin embargo, le falta exposición electoral y construir su proyecto. Jaime Rivas desde la Secretaría del Bienestar, se ha mantenido activo a lo largo y ancho del estado, sumando su estrecha amistad con el gobernador lo posiciona inmediatamente, pero es un perfil disciplinado y acatará lo que se defina. José Antonio Ochoa y Carlos Maturino más vale que se concentren en negociar su llegada a la alcaldía, aunque han persistido en posicionarse y han logrado ciertos avances, se encuentran detrás de los otros mencionados.

De esta misma alianza, pero en el PRI, la lista es igual de extensa; Esteban Villegas, es hasta el momento quien se encuentra con mayor posicionamiento estatal, abiertamente se ha proclamado por la candidatura, sin embargo, sigue fuerte el rumor de su discordia con Ismael Hernández, de empecinarse y no ir por esta marca, Villegas muy probablemente perdería. Enrique Benítez también ha sido claro respecto a su aspiración, pero, aunque esté bien relacionado, sus negativos se encuentran dentro del mismo partido, su candidatura generaría conflictos y falta de unidad, sabe que le conviene tirarle a la luna para aterrizar en las estrellas. Ricardo Pacheco cubre un perfil discreto, no se ha pronunciado por la candidatura, pero quizá su llegada al Congreso fortalezca esta posibilidad. Adán Soria es un cuadro cercano al grupo principal y aunque no se ha mantenido activo mediáticamente, sí lo ha hecho en las estructuras partidistas, es buen conciliador y podría dar la sorpresa; de ahí en más, difícilmente hay otros personajes que representen competitividad electoral bajo estas siglas.

En el Sol Azteca, es muy difícil que después de los resultados puedan exigir una posición de este tamaño, han sabido subsistir y continuarán haciéndolo mientras los aliados se los permitan.

Menuda tarea enfrentarán Rubén Escajeda, Verónica Pérez y Miguel Ángel Lazalde.

Twitter: @HermannLinden