Por: Hermann Linden

México invertirá en Guatemala, Honduras y El Salvador 100 millones de dólares para crear empleos y frenar la migración a Estados Unidos, como parte del Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica.

En la frontera sur, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y el de El Salvador, Nayib Bukele, firmaron un acuerdo de cooperación para el programa denominado “Sembrando Vida”, que después se signará con Guatemala y Honduras, con el que se dará trabajo a 40 mil personas con la siembra de 200 mil hectáreas.

López Obrador destacó: “Por encima de las fronteras está la fraternidad universal”. Y sólo me genera pensar ¡Qué bonito!

El plan de desarrollo, que después firmará México con los Gobiernos de Honduras y Guatemala, suma en total cien millones de dólares para que se dé empleo a 40 mil personas en sus localidades de origen con la siembra de 200 mil hectáreas en los tres países de centroamérica, al tiempo de aplicar otros programas sociales. Tan solo en El Salvador, con todo y cachetada incluída, el Presidente Bukele se lleva a su país de origen una bolsa de 30 millones de dólares, y es que asegún del Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, “este plan ofrece soluciones inmediatas, no a largo plazo”.

Todo está bien señores Presidente y Secretario, pero, ¿qué les parecería si esos cien millones de dólares mejor los invirtieran en México, en un estado norteño como Durango? Sí, en Durango, que ya no es considerado peyorativamente como el Chiapas del Norte, sino quizá como una provincia de Honduras o El Salvador.

Y es que pese a los grandes esfuerzos que puedan hacer el gobernador Aispuro y su gabinete en promover inversiones extranjeras que generen empleos, falta mucho por hacer y para eso se requieren recursos, dinero, que genere infraestructura para el desarrollo.

Durango también padece severamente el fenómeno de la migración, por eso hay dos o tres Durangos en Estados Unidos como Chicago, Los Ángeles y Denver, que han provocado que muchos municipios del norte de la entidad se encuentren poblados por adultos mayores y en total desolación.

José Rosas Aispuro Torres ha insistido en la necesidad de crear un puerto de gran calado en Mazatlán, Sinaloa, lo que permitiría que se le diera más auge a la carretera interoceánica y las mercancías fueran movilizadas desde Durango; pero ya mejor no le insistimos en que revise ese proyecto señor Presidente, no vaya usted a consultarlo y suceda como al metrobús lagunero.

Voltee a ver a Durango, señor Presidente, aquí falta empleo, hay migración de los municipios ya no solo al vecino país del norte, sino a las ciudades con mayor desarrollo dentro de la misma entidad, hay pobreza extrema como en el Mezquital y colonias periféricas dentro de la misma capital; el campo y las milpas están siendo abandonadas por los altos costos de los insumos y el recorte de los programas de apoyo. En pocas palabras, aquí nos hubieran caído de perlas los cien millones de dólares.

Ojalá y pudiera leer mi humilde opinión señor Presidente (o como dijo el mandatario salvadoreño que de cariño lo llamamos “algodoncito”), para que deje ser candil de Centroamérica y oscuridad en Durango.

Twitter: @hermannlinden