SIN GRILLETES… ¡Se va, se va, se fue¡
Por: Hermann Linden
Utilizando una analogía beisbolera, que a fin de cuentas es el deporte favorito del presidente López Obrador, podemos definir el caso de Ricardo Anaya; y es que, al excandidato panista, le cantaron mucho la bola, ya era más que esperado el batazo y desde luego que ni tarde ni perezoso, tomando de referencia casos similares como el de Rosario Robles, prefirió ponerse a correr y robar bases hasta home, que casualmente significa casa en inglés y lo digo por aquello de la residencia en Atlanta del panista.
Y es que hay que decirlo, Anaya se ha mantenido cerca del tentadero, ha sido un férreo crítico del Gobierno Federal desde su inicio, bueno, sí se tomó sus respectivas vacaciones después de la derrota y se mantuvo un rato fuera del ojo público, pero desde hace un tiempo ha estado intensificando sus comentarios en busca de la candidatura del ahora bloque opositor a la Cuarta Transformación (4T), bajo obviamente la bandera de Acción Nacional; dicen que el pez por su boca muere y quizá haya sido el pecado de “Riqui riquín canallin”, como tuvo a bien llamarlo López Obrador en aquél memorable debate, pero también quizá, esta tormenta que se avecina para el panista pudiera llegar a beneficiarle políticamente, sobretodo de no estar bien conformado su expediente y es que podríamos pensar que la Fiscalía General de la República, tiene todas las canicas en la bolsa en contra de Anaya Cortés, pero recordemos que las acusaciones están sustentadas principalmente en las declaraciones del “súper testigo protegido”, Emilio Lozoya, quien no solo ha acusado a Ricardo Anaya, sino a muchos otros políticos de peso como Carlos Salinas, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray, en fin, prácticamente ha mencionado en sus declaraciones a las más altas esferas de la política de los últimos sexenios, pero con una constante interesante, de todas estas acusaciones, no se han podido hasta ahora, presentar pruebas, principal argumento que ha estado clamando por redes sociales Anaya y bajo el cual presume su inocencia.
Sin embargo, el propio López Obrador, lo ha incitado a que acuda a presentar sus propias pruebas, pero al reclusorio norte y obviamente Anaya no ha querido acercarse, anticipa su detención y por ende un complicado proceso jurídico, bajo la evasiva de no contar con garantías como las de los hermanos del presidente, de los cuáles dijo, sí hay hasta videos recibiendo dinero; por lo pronto, este caso nos ha dejado a los mexicanos una guerra de declaraciones mediáticas entre uno y otro, pero eso no sorprende, ya se ha vuelto usanza de las mañaneras presidenciales.
Hay un elemento que llama la atención, la intervención de Ernesto Cordero, quien casualmente también fue acusado por Lozoya justamente de lo mismo que Anaya, sin embargo, recordemos que forma parte del grupo calderonista y al interior de Acción Nacional, son contrarios y ya se encuentra en pugna la dirigencia nacional de este partido, donde Cordero apoya a su amigo y gobernador saliente de Querétaro Pancho Domínguez, mientras que Anaya, desde luego que pretende la reelección de su alfil Marko Cortés. Pero pensar en un complot a este nivel y que la Presidencia de la República estuviera detrás de una peculiar alianza utilizando a la Fiscalía General de la República, solo por acallar un crítico y posible contrincante, salvaguardando a un ex Presidente, suena muy hollywoodesco ¿no cree? Y eso no sucede en nuestro México ¿o sí?
Twitter: @HermannLinden