Por: Gilberto Jiménez Carrillo

Recientemente, se realizaron elecciones en el estado de Coahuila y los ciudadanos del estado vecino acudieron a las urnas para renovar su congreso. De un total de 16 distritos, el Partido Revolucionario los ganó todos, en pocas palabras arrasó. Las causas que las analicen los que se creen analistas, a mí en lo particular lo que me llama poderosamente la atención, es que más de la mitad de los candidatos ganadores son jóvenes menores de 35 años. A menudo se habla de la apatía juvenil con respecto a la política, sin embargo, se omite que la exclusión de los jóvenes de este ámbito se debe, principalmente, a que, para muchos, en la política se aprecia la experiencia, la trayectoria y la formalidad, valores regularmente asociados con adultos de cierta edad y no precisamente con jóvenes. La mayoría de los mexicanos no confía en los partidos políticos, sin embargo, son los jóvenes los únicos que podrían revertir la tendencia.

Pensando en lo anterior y sobre todo pensando en nuestro entorno, cabe resaltar la figura de un joven que se ha distinguido por su entrega, pasión y trabajo al servicio a la comunidad. Se trata de José Antonio Morales Guzmán, quien desde adolescente supo canalizar la rebeldía en gestión y organización colectiva, superando cada obstáculo y prejuicio que se le presentaba, para convertirse en la actualidad en heredero de la nueva política en Durango. A Toño Morales nadie le ha regalado nada, el licenciado en administración ha sido dirigente estudiantil, pertenece a diferentes organizaciones civiles relacionados con la charrería, el deporte y el gremio empresarial y al interior del partido en el que milita, se ha forjado una destacada trayectoria picando piedra y trabajando incansablemente en la vida política del municipio.

Todo ello le ha valido para que los diferentes sectores que componen el revolucionario institucional, le confiaran la dirigencia municipal del PRI, realizando hasta el momento una fructífera labor no solamente en beneficio de sus agremiados, sino de los ciudadanos en general. El relevo de generaciones trae aparejadas luchas de poder en las que generalmente los jóvenes llevan las de perder, pero si se dice que los jóvenes representan el futuro, entonces se les tiene que otorgar un lugar en el presente. Sin duda alguna, Toño Morales se coloca entre los mejores elementos del Partido Revolucionario Institucional para que sea tomado en cuenta entre los posibles candidatos a  futuras elecciones, ya que además de juventud, Toño ofrece un espíritu de vitalidad, carisma, modernidad y euforia, lo que nos hace recordar la trayectoria de Ismael Hernández Deras, que desde muy joven dio muestras de su enorme capacidad  para crecer en política, prueba de ello es que ha sido uno de los mejores gobernantes que ha tenido Durango.

Toño Morales es de los que piensan que, si no haces la política tú, alguien más va a venir a hacerla por ti. No se trata de pensar que, por ser jóvenes, los políticos van a hacer las cosas bien, sino de romper con las complicidades que existen en el ambiente. Los jóvenes aparecen como garantía de renovación por el solo hecho de ser poseedores de una fuerza y energía únicas. Son además solidarios, emprendedores, idealistas y creativos. En las calles se siente un anhelo de cambio, pero pocos se atreven a accionar.  En pocos años, una nueva generación de jóvenes políticos tomará el poder en Coahuila… en Durango para cuando, ya hace falta.

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