Por: Gilberto Jiménez Carrillo

En la mañana del 22 de diciembre de 1997, en Acteal, municipio de Chenalhó, Chiapas, fueron masacradas 45 personas: 21 mujeres -cuatro de ellas embarazadas- 15 niñas y niños, y nueve hombres. Las víctimas eran indígenas tzotziles pertenecientes a una organización pacifista llamada Las Abejas. Al momento de la agresión, los perpetradores dispararon contra una ermita en la que aquellas se encontraban rezando por la paz en Chiapas. La masacre inició aproximadamente a las 10:00 horas y terminó siete horas después. Aunque la cercanía del ejército y de la seguridad pública local al lugar era evidente, durante ese tiempo deliberadamente omitieron intervenir. El manejo oficial se ha basado en reducir el enfrentamiento a una confrontación entre indígenas y con ello evitar la responsabilidad estatal por la masacre. Este fue el mensaje del entonces presidente Ernesto Zedillo inmediatamente después de que se hiciera pública la tragedia.

Así, el Estado mexicano, no sólo desconoció su papel en la formación de grupos paramilitares en Chiapas, sino que reiteradamente negó categóricamente su existencia, como lo hizo ante el Relator Especial de Naciones Unidas sobre los derechos humanos de los indígenas en 2003 o ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

El próximo 22 de diciembre se cumplen 23 años de la matanza en Acteal, un hecho que evidenció la saña, crueldad y salvajismo con el que se pretendió controlar una situación política y social, que hoy se mantiene como una costra de esas que cuando se rascan sale sangre. En un acto solemne el Presidente Andrés Manuel López Obrador a nombre del estado mexicano, se disculpó públicamente por la matanza de Acteal. El Gobierno mexicano firmó un acuerdo de solución amistosa frente a la Comisión Internacional de Derechos Humanos en el que ofrece disculpas y se compromete a entregar compensaciones económicas a las víctimas, así como entregar becas y apoyos a la vivienda, y mejorar la infraestructura hidráulica y hospitalaria de la comunidad.

En el encuentro donde participaron autoridades y familiares de las víctimas, el Gobierno federal asumió la responsabilidad de los hechos ocurridos el 22 de diciembre de 1997, en el que masacraron a hombres, mujeres y niños. Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación reconoció la responsabilidad del Estado mexicano en la masacre  afirmando que “nunca más otro Acteal”. El eficiente y sensible Lic. Encinas, explicó que se reparará el daño a 30 personas que resultaron heridas en Acteal o que son familiares de personas fallecidas. Los representantes de las víctimas se manifestaron a favor de que se lleve a juicio a los expresidentes, en especial a Ernesto Zedillo, quien estaba en funciones en el periodo en que ocurrieron los crímenes.

Las disculpas ofrecidas por el caso Acteal, es una muestra fehaciente del Gobierno humanista que encabeza el presidente López Obrador. Dos años de una administración que sirve a los ciudadanos con dignidad, honestidad y eficacia, un Gobierno comprometido con principios y valores. El caso Acteal, es también, la muestra fehaciente de la total carencia de humanismo que caracterizaba a los anteriores gobiernos, por eso, un gobierno que ofrece disculpas por errores pasados, es un gobierno que debe quedarse por generaciones enteras.

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