Por: Alberto Palacios Z.

Sin duda alguna, el 2020 fue un año complicado y muchas vicisitudes debido al azote del COVID-19, con pérdidas importantes para todos en lo personal, social y económico, lo que ha dejado un marcado descontento de la sociedad y los miembros de la familia del sector salud con toda autoridad, municipal, estatal y federal, porque puede haber buenas acciones de parte de uno que otro actor político y servidor público, pero el actuar de unos cuantos o los estragos financieros que golpearon a familias, comercios y trabajadores, lo que da como resultado descontento general.

A casi un año de que iniciara esta pandemia en nuestro país, ya comenzaron a fabricar y distribuir la vacuna, lo que ya es un avance significativo y nos da un respiro como sociedad, aunque estamos conscientes que no serán dosis suficientes en el corto plazo, ni siquiera para los trabajadores de la Secretaría de Salud (SSD), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), que enfrentan al Coronavirus en el frente de batalla por la vida de sus pacientes, lo que ya comenzó a dar cuenta del descontento cuando se insacula a quienes no están en dicha posición, como ocurrió en otros estados, donde directores de servicios fueron removidos de su cargo por haberse puesto en la primera lista de inmunización.

Reitero, estamos conscientes de que la primera tanda de vacunas no será suficiente, por lo que me sumo a los llamados de quienes velan por la tranquilidad del personal para ser pacientes, pero también vigilantes de que no haya abuso de autoridad ni favoritismos para que todos los que arriesgan su vida en la atención a la sociedad sean los primeros y ya una vez que todos los médicos, enfermeras, químicos, camilleros y nutriólogos que tienen contacto directo la hayan recibido, entonces el resto podamos inmunizarnos.

Esta tensión social también tiene repercusiones en el tema político-electoral, si de por sí la gran mayoría de la gente es indiferente a los procesos electorales, en esta ocasión muchos se muestran escépticos y hasta apáticos, rechazan involucrarse en los movimientos que los partidos comienzan a hacer para irse posicionando, por lo que se reduce el botín que se disputan mediante la creación de redes, además de que se verá qué tan bien trataron y mantuvieron atendida a la estructura que ya tenían y que en 2016 le dieron el voto a Aispuro, en 2018 a Andrés Manuel López Obrador y en 2019 a Jorge Salum en la capital, Homero Martínez en Lerdo y Marina Vitela en Gómez Palacio.

En esto se verá reflejado el desgaste de los partidos con la división de varias corrientes en nuevos partidos, como Fuerza México, que aglomera a muchos que apoyaban a Morena, y Redes Sociales Progresistas, conformada por expriistas, pero también ambos con miembros de la sociedad civil que buscaban un espacio para ser escuchados, además de las adquisiciones de Óscar García Barrón, para Movimiento Ciudadano.

Sin duda, la oferta política de los partidos políticos nuevos será interesante y tal vez, sólo tal vez, puedan inclinar la balanza contra alguna de las alianzas fuertes, Morena-PT y tal vez el Verde, contra el “PRIANRD”.

Twitter: @AllenVhanfurer