Por: Alberto Palacios Z.

Los hechos ocurridos el pasado fin de semana, dónde se dieron confrontaciones por la reforma a la Ley Orgánica del Congreso del Estado dependen en gran medida de la perspectiva de cada quien, de sus intereses y la memoria a corto y mediano plazo, por lo que todo es relativo y a la ciudadanía en general parece no interesarle quién presida la Junta de Coordinación Política (Jucopo), ni cómo.

La verdad es que, al cambiar la legislación para ajustar la designación o turnos para presidir la Jucopo, Morena se aseguró mantener fuerza política y presencia mediática en el año de salida del gobernador José Aispuro Torres, un contrapeso que sí ha sido útil en el aspecto de que, mientras los diputados locales de oposición tuvieron la investidura del Poder Legislativo aseguraron un balance que no permitió excesos como el «Sedeco Gate» y qué dejó ventilar cualquier irregularidad en las cuentas públicas o el proceder de funcionarios públicos.

El PRI y el PAN están enojados porque les quitaron esa directiva y plataforma mediática, así como la administración interna del Congreso del Estado, pero lo que no ven es que esta reforma les garantiza a ambos poder presidir la Jucopo en uno de los años legislativos, es decir, los de Morena y PT evitaron solos el poder repetir al frente de la misma, como ocurrió en esta misma Legislatura, cuando los diputados panistas se quedaron chiflando en la loma, así que, por lo menos ellos, deberían estar agradecidos de que ya se les garantiza un año por logros individuales.

En cuanto a los hechos de violencia ocurridos en las afueras del Legislativo, sí es reprochable la actitud, amenazas y las agresiones contra las mujeres policías federales, quienes solo cumplían su deber; en ese aspecto, los blanquiazules y tricolores se han dedicado a desestimar la intervención policiaca al decir que Manuel Espino, quién encabeza dicha corporación, uso a los elementos de manera política, lo que es falso, porque la ley que rige dicho organismo marca que protegerá instancias federales «y demás instituciones públicas que así lo soliciten», eso incluye a los congresos locales, que son instituciones públicas y el apoyo sí fue solicitado.

Otra contradicción en este penoso capítulo es la advertencia de la actual dirigente estatal del PAN, Verónica Pérez, de que denunciará ante las instancias pertinentes el desalojo con extintores como violencia de género, lo que, en mi humilde opinión, no lo es, porque no fue agredida por el hecho de ser mujer, fue desalojada en la bola junto con hombres que amenazaron a mujeres policías con prenderles fuego, a las cuales también empujaron y les quitaron indumentaria de su uniforme ¿La agresión contra ellas no es violencia de género y contra usted sí? Creo que está mal asesorada.

Los azules seguirán atacando un hecho que no les gustó y los tricolores igual, pero me gustaría recordar que este movimiento de Morena me recordó a cuando los panistas acusaron a los priistas de violar la autonomía de la UJED con un albazo, o cuando acusaban albazo para aprobar cuentas públicas con demasiadas observaciones, el albazo se oye mal, pero es la realidad que siempre ejercerá quien es mayoría, pero se les olvida cuando no son ellos los que levantan la mano.

Twitter: @AllenVhanfurer