Por: Alberto Palacios Z. 

Durango no entiende, el personal de la Secretaría de Salud (SSD), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) e Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) está agotado, está sufriendo, está muriendo, y aun cuando todos son valiosos, tanto en las estructuras laborales, como para sus familias, hizo falta que murieran médicos icónicos para Durango, como Óscar Chávez Mora, secretario General de la Sección 88 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA), para que se tomaran acciones drásticas en la reducción de movilidad y con ella, los contagios de COVID-19.

Como trabajador de la SSD estoy muy impactado por la pérdida del Dr. Óscar Chávez, así como de los demás miembros de los Servicios de Salud de Durango, pero también temo por mis compañeras y compañeros que a diario arriesgan su vida al tratar con los pacientes que son portadores asintomáticos de Coronavirus, o que tienen síntomas leves y no les importa contagiar a más gente, o simplemente no están dispuestos a sacrificar su vida diaria para cuidar de sí mismo y de los demás; es hasta que se tiene una pérdida cercana, ya sea familiar o amigo, que se toma consciencia de lo real y grave de esta pandemia.

El subsecretario de Salud federal, Hugo López-Gatell, tuvo que reconocer el problema que enfrenta Durango por la falta de médicos, que nunca fueron suficientes, pero que ahora se están acabando, por lo que anunció que enviará refuerzos de otras entidades, y pese a no conocer bajo qué condiciones vendrán ni cuando, me atrevo a decir que no servirá de nada si la sociedad sigue saliendo a pasear a las calles o haciendo fiestas “porque no pasa nada”, así que, al igual que el resto del personal de la SSD, IMSS e ISSSTE y sus familias, insisto, quédate en casa.

Si bien es cierto que el personal de salud exigimos que se decretara semáforo epidemiológico en rojo para que se tomaran las medidas restrictivas que eviten más contagios y muertes por COVID-19, tampoco debe permitirse que el estado de excepción que conlleva sea excusa para abusos de autoridad, como el que ocurrió cuando dueños y personal de gimnasios solicitaban una mesa de diálogo para atender su situación económica y ver posibilidades de funcionamiento, cuando fueron dispersados primero y luego detenidos de forma arbitraria algunos de ellos por parte de elementos de la Dirección Municipal de Seguridad Pública, bajo órdenes explícitas y videograbadas de su titular, Antonio Bracho, quien ha logrado juntar a todas las fracciones partidistas del Cabildo y el Congreso del Estado, pero en su contra, y ciertamente el alcalde Jorge Salum debe considerar que la actitud y el actuar del Director no fueron los adecuados, porque nada justifica el uso de la violencia contra los ciudadanos que se manifiestan de forma pacífica.

Twitter: @AllenVhanfurer