Por: Alberto Palacios Z. 

Las redes sociales nos han convertido a todos en juez y verdugo de cualquier situación que se pueda subir a ellas, lo que siempre resulta un arma de doble filo, porque si bien ha sido la forma de presionar a las autoridades a que investiguen situaciones que, según quien denuncia, están “congeladas”, también ha servido para crucificar a cuanta persona sea el blanco de una denuncia, justificada o injustificadamente, aunque también han obrado para desmentir falsas acusaciones.

Basta con recordar hace un tiempo ya a #LadyMeManoseó, quien acusó falsamente a quien la estaba grabando por una situación con los hijos de la acusadora, por lo que resultó ser ella la linchada socialmente en las redes; también recordemos, a la #Lady3Pesos, quien se portó de forma déspota con un guardia de seguridad, quien le negó el acceso a una tienda por ir acompañada de una menor, como marcan las normas de esta pandemia, así que él sólo hacía su trabajo; y más recientemente, la maestra Sara Marisa, de la Facultad de Psicología de la UJED, quien le gritó a algunos alumnos, especialmente a uno, durante la clase virtual.

En este último caso, opino que las autoridades de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), actuaron de forma precipitada y según el ánimo social, no según los protocolos de cualquier institución de este calibre, donde además, hay sindicatos que deben velar por los derechos laborales de sus agremiados, ya que, según demuestran los videos que usan para “balconear” a la maestra, el alumno en cuestión en verdad no tenía la cámara encendida, como exigía la docente, además de que ya son varios los comentarios de compañeros de esa facultad de que sí hay estudiantes que tratan de sacar de quicio al profesorado para “reventar” las clases.

Si bien la maestra Sara Marisa no debió dirigirse de esa manera, separarla del cargo sin goce de sueldo fue una exageración, mientras no hubiera una investigación de la mano del sindicato y no se llegara al final del caso; lo sorprendente, además de este arrebato de la autoridad universitaria, es también la serie de mensajes de odio contra la profesora, muchos de ellos de personas que sólo están en redes sociales porque “les gusta ver arder a Roma” y le echan más leña al fuego para sentir que desde su computadora o teléfono tienen poder sobre alguien más, lo que triste e incomprensible.

A la hora de soltar juicios o tomar decisiones (en el caso de las autoridades) por lo que sale en redes sociales, primero deben ver las cosas con cabeza fría y pies firmes sobre el suelo, investigar desde todos los ángulos y recordar que eso nos puede pasar a cualquiera, haciendo referencia a que cualquier persona nos puede grabar en el momento que explotamos, sin saber por qué y desde cuándo estamos aguantando una circunstancia adversa, porque todos, en nuestros años de escolapios o los que se dedican a la educación, sabemos que siempre hay uno o dos que tratan de hacerse los graciosos haciendo explotar al profesor o profesora, por lo que hay que investigar bien y a fondo qué pasó en este caso y en cualquiera que se dé en el futuro.

@AllenVhanfurer