Un día como hoy recordamos al artista originario de Tonila, Jalisco, quien a los 15 años viajó a Estados Unidos, Jesús Guerrero Galván.
Allí comenzó a dibujar sobre las banquetas con pedazos de carbón, hasta que una persona se percató de su habilidad artística.
Le consiguió una beca para ingresar en la Escuela de Artes Plásticas de San Antonio, Texas, en Estados Unidos.
Al regresar a Guadalajara, en 1941, llevó a cabo su primera exposición individual en la Galería de Arte Mexicano.
Por otro lado, su legado artístico se caracterizó por un extraordinario dominio de la forma y el color.
Los cuales plasmó en diversas obras de contenido nacionalista y en el género de retrato.
En el acervo del Museo Nacional de Arte destaca el Retrato de María Asúnsolo, en el cual la gran promotora artística aparece sedente y con las manos superpuestas.
Frente a una ventana a través de la cual se contemplan las nubes.
En esta obra, de pincelada evocadora, Guerrero Galván retoma los valores formales renacentistas, cuya composición recuerda también las ventanas surrealistas de René Magritte y Salvador Dalí.
Debido a que fue un maestro de la Escuela Mexicana de Pintura se llevó a cabo una exhibición en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México en 1977.
El artista jalisciense, Jesús Guerrero Galván, fue reconocido con un homenaje en el Palacio de Bellas Artes.
Su estilo se ha considerado como realismo mágico y poético, con influencias italianas, de la plástica popular jalisciense y de la cultura mexicana.
Además incursionó en la escenografía, realizó vestuarios y decoraciones para el teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Fue catedrático de la Escuela de Arte para trabajadores en 1936, en la Academia de Bellas Artes desde 1938.
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