Este día 15 de mayo recordamos a Carlos Fuentes, escritor, intelectual y diplomático mexicano, autor de La región más transparente, a ocho años de su partida, quien con más de 70 obras en su producción literaria dominó géneros como novela, cuento, ensayo, discurso, drama, epistolar, entrevista y guiones cinematográficos.
Carlos Fuentes fue un niño que creció en el protocolo diplomático y en varios países. Llegó a México a los 16 años, donde continuó sus estudios hasta concluir la licenciatura de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Posteriormente, en 1950, viajó a Europa a estudiar Derecho Internacional, en la Universidad de Ginebra.
Respecto al origen de su amistad, Elena Poniatowska recordó en la charla telefónica que sostuvo con la Coordinación Nacional de Literatura (CNL) para hablar de la obra del escritor en su octavo aniversario luctuoso, que lo conoció antes de escribir el que sería su primer libro, Los días enmascarados (1954). “Nos invitaban a los mismos bailes que organizaban las embajadas de Estados Unidos, Italia y Francia. Recuerdo que ya desde entonces a él le gustaba saber cómo eran los demás. Se sentaba y tomaba notas, no físicamente, pero se acordaba de todo. Me contaba que, aunque se acostara a las cuatro o cinco de la mañana, se levantaba e inmediatamente escribía todo lo que le habían dicho y así en cierta manera salió La región más transparente”.
Autor poliédrico, irónico en ocasiones y crítico en otras, manejó varios estilos. Fue un explorador de la escritura y, como bien anotó Michael Wood, legó “una revisión espectral, lúdica, de la idea de una novela que compite con la historia” (The New York Times Book Review, 4 de febrero de 2011).
“Él lanzó la literatura mexicana al mundo. Carlos Fuentes fue parte del boom latinoamericano junto a Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Miguel Ángel Asturias”, comentó en entrevista la autora de La noche de Tlatelolco (1971) sobre el papel fundamental que jugó Fuentes en la literatura latinoamericana y, por ende, en las letras mexicanas como uno de sus máximos exponentes junto a Octavio Paz y Juan Rulfo.
“Fue un analista político, daba conferencias extraordinarias y su cultura fue creciendo cada vez más», explicó Poniatowska.
En el marco de la campaña “Contigo en la distancia”, se recuerda que La edad del tiempo es el nombre que Carlos Fuentes le dio al conjunto de su obra narrativa a partir de la publicación de Gringo viejo (1985) en los años ochenta y que concluye con Federico en su balcón, novela póstuma que se publicó en septiembre de 2012.
“Fue una pérdida sorpresiva y lamentable. Nadie esperaba que sucediera, ya que había sido operado en Estados Unidos y estaba bien de salud”, señaló respecto al fallecimiento de su amigo, acontecido el 15 de mayo de 2012.
Entre las novelas de Carlos Fuentes más representativas están La región más transparente (1958), Aura (1962), La muerte de Artemio Cruz (1962), Cambio de piel (1967), Gringo viejo (1985), Terra Nostra (1977) y Cristóbal Nonato (1987).
En relato corto publicó Los días enmascarados (1954), Agua quemada (1981) y El naranjo (1993), entre otros. Además, escribió teatro, algunos títulos sobresalientes son Todos los gatos son pardos (1970), El tuerto es rey (1970) y Orquídeas a la luz de la luna (1982).
Sus ensayos abordan la crítica literaria, como en Geografía de la novela (1993) y La gran novela latinoamericana (2011); la historia de México en El espejo enterrado y Los cinco soles de México (2000); la política en Tiempo mexicano (1971) y Nuevo tiempo mexicano (1995), y el arte en Viendo visiones (2000).
Guiones cinematográficos, su otra pasión
Carlos Fuentes incursionó en el cine con guiones para las películas Las dos Elenas (1964), El gallo de oro (1964), Un alma pura (1965), Tiempo de morir (1965), Los Caifanes (1966), Pedro Páramo (1967) y No oyes ladrar los perros (1974).
Su obra, traducida al polaco, noruego, armenio, chino, inglés, francés, alemán, sueco, italiano, portugués, suizo y danés se encuentra en incontables antologías.
Fundó, entre otras, la Revista Mexicana de Literatura, junto con Emmanuel Carballo, y El Espectador. Dirigió el suplemento La Cultura en México.
Asimismo, fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1956), miembro de El Colegio Nacional desde 1972, Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura 1984 y creador emérito del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) desde 1994.
Mereció cerca de un centenar de reconocimientos, entre ellos, el Premio Xavier Villaurrutia 1976, el Rómulo Gallegos 1977 por Terra Nostra; el Premio Internacional Alfonso Reyes 1979 y el Premio Miguel de Cervantes 1987. En 1979 la Universidad de Harvard le otorgó el doctorado honoris causa, y en 1987 la Universidad de Cambridge le concedió este mismo título. Obtuvo la Medalla de Honor de Literatura del Club Nacional de las Artes de Estados Unidos en 1988 y la Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío 1988 otorgada por el gobierno de Nicaragua.
Otras distinciones fueron: Premio del Instituto Italo-Latinoamericano 1988 por su novela Gringo viejo; Oficial de la Legión de Honor 1992, Francia; Orden al Mérito de Chile 1993 en grado de Comendador; Premio Príncipe de Asturias 1994; Premio Internacional Grinzane Cavour 1994, Italia; Premio Picasso 1994 otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Francia; doctor honoris causa en 1996 por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Orden del Mérito de Francia 1997 en grado de Comendador y Gran Cruz de la Orden Nacional del Cruzeiro do Sul 1997 del Gobierno de Brasil, entre otros.
Además de su carrera diplomática, en la que fue embajador de México en Francia y delegado en Ginebra, Suiza, también fue docente en varias universidades estadounidenses y europeas. En 2017 el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura organizó el conversatorio Cinco años sin Carlos Fuentes.
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