- Supervisados por el INAH, un grupo de expertos atendió y encofró los cinco retablos de este inmueble histórico, cuya restauración arquitectónica continúa.
San Felipe Ecatepec, Chis.- Además de una innegable carga dramática por las pérdidas sociales que causaron y por el amplio legado arquitectónico, pictórico y escultórico sobre el cual incidieron, los sismos de 2017 también han revelado una serie de historias, ocultas dentro de muchos bienes culturales, que habían esperado siglos para ser registradas.
Este es el caso del Templo de San Felipe Ecatepec –ubicado en los alrededores de San Cristóbal de las Casas–, cuyo retablo principal fue atendido bajo la supervisión de la Secretaría de Cultura, por medio del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Sección de Conservación del Centro INAH Chiapas.
En este altar, el sismo del 7 de septiembre de 2017 causó un movimiento en la estructura de madera que lo soporta, misma que requirió renivelarse. Otro efecto del fenómeno natural fue la gran cantidad de polvo que cayó desde la techumbre hacia la parte alta y el reverso del mismo.
Durante la detallada limpieza a la que fue sometido entre agosto y diciembre pasados, restauradores accedieron por medio de un andamio a la parte superior de este ornamento barroco –de 6.95 metros de largo por 8.80 de alto–, e ingresaron a los bastidores de la pieza, descubriendo una inscripción detrás de una pintura dedicada a San Francisco de Asís.
El texto explica que “siendo Cura desta parroquia el Reberendo Padre Predicador Frai José Ramón Péres. Se hisieron estas Ymagenes y se doró este Retablo, y Concluyó el 29 de Disie del año 1813, Juan Aguilar” (sic).
Esta fecha, apunta el restaurador Iván Gómez Murillo, quien encabezó al grupo de cinco especialistas que intervinieron el bien histórico, no solo parece aclarar la época en que se creó el conjunto pictórico del retablo –compuesto además por dos imágenes escultóricas: una de la Virgen María y otra de San Felipe Apóstol–, sino que también abre nuevas líneas de investigación acerca del devenir de estos elementos de culto en la región.
Lo anterior, agrega, es valioso considerando que en México existe cantidad de objetos patrimoniales de los cuales no se tienen registros de sus características físicas, historia o estado de conservación, y que solo pueden identificarse y atenderse tras el paso de eventos como los sismos de 2017.
San Felipe Ecatepec es ejemplo de ello, señala al coincidir con Haydeé Orea, restauradora del Centro INAH Chiapas y supervisora del proyecto, toda vez que permite indagar cómo funcionaba la retablística en territorios como el chiapaneco, el cual, cabe recordar, perteneció a la Capitanía General de Guatemala hasta la segunda década del siglo XIX.
Lo que antiguamente sucedía era que, cuando un templo opulento se remodelaba, vendía los bienes muebles que sustituía, enteros o en partes, a santuarios más pequeños y de recursos más limitados.
Así fue como San Felipe Ecatepec se hizo de su retablo principal y de otro más compacto –de 3.4 metros de largo por 5.7 m de alto–, pero con mayores decorados en hoja de oro, consagrado a San Antonio.
En total, este templo de nave rectangular, el cual fue fundado por los dominicos y luego cedido a los franciscanos, según acreditan dos escudos de dichas órdenes colocados en la parte alta de su retablo central, acumuló cinco de estas importantes tallas que lucen hasta el día de hoy.
Los cinco retablos ubicados en la nave fueron fumigados y limpiados por los restauradores, pero los de San Antonio y San Felipe concentraron la atención mediante acciones como la limpieza de sus cuadros y esculturas, el resane de secciones de madera que se habían agrietado por el paso del tiempo y por el sismo.
En todas estas labores, concluyen Orea y Gómez, es destacable la participación que tuvo la feligresía y la Junta Mayor del Templo de San Felipe Ecatepec, en aspectos como la donación de mano de obra, comida e, incluso, piezas torneadas que carpinteros locales elaboraron para los retablos.
Asimismo, reconocen el trabajo de otros especialistas como arquitectos o fotógrafos, quienes tomaron parte en el proyecto, a la par que los profesionales que elaboran y tramitan los expedientes por medio de los cuales se obtienen los recursos para estos trabajos de recuperación del patrimonio, entre ellos la restauradora Kimberly Morales, del Centro INAH Chiapas, cuya ardua labor contribuye a la preservación de los bienes muebles afectados por el sismo en este estado.
Cabe anotar que los trabajos de restauración arquitectónica continúan en el Templo de San Felipe Ecatepec, sin que ello comprometa a los retablos atendidos, toda vez que fueron encofrados como medida preventiva.
Como parte de un proyecto enmarcado en la campaña nacional de difusión “Contigo en la Distancia”, que desarrolla la Secretaría de Cultura durante la contingencia sanitaria por COVID-19, el INAH habilitó en su página de Internet el micrositio https:www.inah.gob.mx/sismos, en el cual el público puede conocer sobre los avances en la recuperación del patrimonio que resultó afectado por los movimientos sísmicos de 2017.
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