A los 37 años y como consecuencia de fiebre tifoidea, el 11 de abril de 1861 falleció Francisco González Bocanegra, autor de la letra del Himno Nacional. El poeta, dramaturgo, crítico literario y orador cuya corta vida hizo imposible que su promisoria carrera siguiera creciendo, escribió la letra de la canción más representativa del país por insistencia de su novia.

Para la composición del himno, el 12 de noviembre de 1853, el gobierno del general Antonio López de Santa Anna lanzó una convocatoria mediante el Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio con el fin de recibir composiciones poéticas. Entre ellas, se eligió la del Himno Nacional mexicano.

González Bocanegra no se animaba a participar pero su novia lo convenció un día en que lo invitó a su casa y lo llevó a una pieza, en la que había un escritorio con un papel y un lápiz. Guadalupe, como se llamaba la novia del joven poeta, le dijo que no lo dejaría salir del cuarto hasta que hubiese compuesto la letra del himno, y así fue.

Luego de cuatro horas nació la canción con diez estrofas en octavas italianas con versos decasílabos y agudos en cuarto y octavo lugar y la cuarteta del coro con agudos en segundo y cuarto. Con el triunfo del liberalismo, dos estrofas fueron prohibidas, las dedicadas al emperador mexicano Agustín de Iturbide y al presidente, Antonio López de Santa Anna.

La propuesta ganadora entre 25 opciones, no recibió mayor premio que la victoria y el veredicto fue publicado en el Diario Oficial el 5 de febrero de 1854.

En 1901 Manuel G. Revilla escribió que mucho se sabía sobre el Himno Nacional pero muy poco sobre el autor de su letra  dado que éste no era una figura destacada ni un hombre de la vida pública.

Hijo de madre mexicana y padre español, durante su infancia, González Bocanegra tuvo que pasar unos años en España cuando el primer gobierno federal desterró a los oriundos de la península ibérica. Al reconocerse la independencia mexicana, volvió a su país natal donde, para ayudar a su familia, trabajó en la administración pública en un cargo administrativo.

Durante el gobierno de López de Santa Anna, fue censor de teatro y director del Diario Oficial en la administración de Miguel Miramón.

Su obra escrita no fue extensa porque el intelectual creía que sus poemas eran algo propio e íntimo que debía compartir solo con su musa, su novia y posteriormente esposa, Guadalupe González del Pino.

La última aparición pública del poeta fue a fines de noviembre del año 1855, en la entrega de premios del Colegio de San Juan de Letrán.

Los restos del autor se encuentran en la Rotonda de los Personajes Ilustres, junto a los del responsable de la música, Jaime Nunó Roca.

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