Santiago Papasquiaro, Dgo. Con lágrimas y dolor despiden a José Manuel, de su escuela secundaria José Ramón Valdez, en un homenaje, el día de hoy 18 de septiembre.
Fue en punto de las 08:00 horas, cuando llegó el féretro con el cuerpo de José Manuel, ante la presencia de más de 570 de sus compañeritos, que no pudieron resistir el dolor por la ausencia física de quien fue “un gran compañero, con mucha alegría y un jovencito que sabía respetar a todos, alegre y juguetón, con mucho sentido de solidaridad y compañerismo, le gustaban las motocicletas, soñaba con tener una, mientras tanto se divertía en las bicicletas” fueron algunos de los comentarios de maestras, maestros y compañeros de José Manuel.
Siempre llegaba puntual a sus clases, a su secundaria, El Ser Supremo, le permitió llegar una vez más a su escuela, eran exactamente las 8 de la mañana, la carrosa pasó hasta escasos metros de la cancha principal de la secundaria José Ramón Valdez, recorrió todo el rectángulo ante las lágrimas de sus compañeros y maestros.
Luego, el féretro fue colocado en el centro de la cancha, donde tantas veces corrió, jugó y disfrutó con sus amigos, sobre todo las clases de educación física, dijo su maestro de ésta asignatura.
Luego el Maestro Mauricio Saucedo, dio lectura a la reseña de la corta vida, pero llena de alegría, de José Manuel, muy emotiva.
El pase de lista, como se hacía todos los días, solo que en esta ocasión, fue el último pase de lista, el Profesor Armando Fidencio, su tutor, hizo lo propio, a cada uno de sus alumnos, con calma, con un nudo en la garganta y se llegó al nombre de ¡JOSÉ MANUEL RICARIO SALAS! ¡PRESENTE!, contestaron sus 28 compañeros de 2º. E, JOSÉ MANUEL RICARIO SALAS, ¡PRESENTE! Contestaron los más de 570 alumnos; una tercera vez, ¡JOSÉ MANUEL RICARIO SALAS!, ¡PRESENTE! Se escuchó a toda la escuela, a toda su escuela.
Luego un toque de silencio por la banda de guerra de su institución educativa, llanto y dolor en los corazones jóvenes de sus compañeros.
Ante la alegría que siempre mostraba José Manuel, no era oportuno un minuto de silencio, por lo que todos los presentes brindaron un minuto de aplausos, que se prolongó por casi 5 minutos de fraterna despedida, de solidaridad con José Manuel y la familia presente.
Luego la despedida, con un “hasta siempre” de sus compañeros de grupo y se soltaron globos blancos al cielo, en señal de “acompáñalo hasta la casa del Padre”.
Descanse en Paz, un jovencito que el destino o la vida, no le permitió ir más allá de 13 años, pero que se ganó siempre el corazón de sus abuelitos, padres, hermanos y amiguitos, que le acompañaron hasta el último momento.