Santiago Papasquiaro, Durango.-A 27 kilómetros de la ciudad de Santiago Papasquiaro se levantó la capilla del kilómetro 16.5, sobre la carretera Santiago–Culiacán, antes conocida como Los Herrera–Topia.

Más que un santuario, este sitio representa un punto de encuentro espiritual entre el adiós y el reencuentro. Para cientos de familias que regresan a sus comunidades en los municipios de Topia, Otáez, Canelas y Santiago Papasquiaro, la capilla es la antesala al abrazo con sus seres queridos, ahí se escuchan suspiros de alivio, oraciones de agradecimiento y lágrimas de alegría por el regreso a casa tras años de ausencia.

También es un lugar de despedida para quienes parten de sus tierras en busca de un mejor futuro. Construida en la década de los 70 por el señor Francisco Estrada y su familia, originarios del poblado de Los Herrera, la capilla fue fruto de un esfuerzo constante y desinteresado.

La capilla no está dedicada a un santo específico, en su interior habitan múltiples imágenes religiosas, fotografías y oraciones que dan testimonio de los milagros vividos por muchas familias de la región. En sus alrededores aún permanecen los cimientos de lo que alguna vez fue la intención de don Francisco: construir un pequeño albergue para viajeros. Aunque el tiempo no le alcanzó, su legado sigue en pie, por lo que irradia fe y se convirtió en un símbolo invaluable para la región noroeste de Durango.

Visitar esta capilla no es solo un acto religioso, es una experiencia que conecta con la historia, la identidad y el corazón de una comunidad. Es la representación viva de la devoción silenciosa de un pueblo que nunca ha dejado de creer.

Por: Jesús Martínez