Región Noroeste de Durango. Durango enfrenta una problemática educativa de gran magnitud con sus más de 2,900 escuelas multigrado, de las 5 mil que tiene la entidad, donde un solo maestro atiende simultáneamente a estudiantes de diferentes edades y niveles escolares. A esta complejidad, se suman las nuevas exigencias impuestas por el modelo de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), que han convertido la labor docente en un desafío titánico.

En municipios como Santiago Papasquiaro y Tepehuanes, los docentes no solo deben impartir clases a niños de primero a sexto de primaria en un mismo salón, sino que en algunos casos también atienden a alumnos de preescolar y secundaria. Sin embargo, lo que más preocupa a los maestros es la obligación de abordar temas delicados como el consumo de fentanilo, la salud mental y el desempeño emocional con grupos de edades tan dispares.

«Nos piden dar pláticas sobre el fentanilo a un grupo donde hay niños de seis años conviviendo con adolescentes de 12 o 13 años. ¿Cómo adaptamos un tema tan serio y complejo para todos? Es imposible hacerlo de manera efectiva», lamenta una maestra de la zona sierra de Santiago Papasquiaro.

La sobrecarga de trabajo y la falta de recursos hacen aún más difícil la tarea. «No nos asusta el trabajo, pero cada vez nos exigen más actividades y reportes para los supervisores, sin considerar nuestras condiciones reales», explica un maestro de Tepehuanes. Los docentes aseguran que, aunque están comprometidos con la educación de sus alumnos, necesitan apoyo y estrategias más viables para enfrentar estos retos.

El modelo multigrado es una realidad en muchas comunidades rurales de Durango, pero la implementación de políticas educativas sin considerar las condiciones reales de estas escuelas pone en riesgo la calidad de la enseñanza y el bienestar de los estudiantes y docentes. Es urgente que las autoridades educativas escuchen las voces de los maestros y adecuen las estrategias para que la educación en estas regiones sea verdaderamente efectiva y equitativa.