Ciudad Juárez. – «Que se me hace que te mandó Maru, mi amor», contestó el presidente Andrés Manuel López Obrador ante los reclamos de una mujer que exigía justicia; por el caso de los 39 migrantes muertos en una estación provisional del INM.
Ante los reclamos de una mujer que exigía justicia por el caso de los 39 migrantes muertos en una estación provisional del Instituto Nacional de Migración, el presidente Andrés Manuel López Obrador le respondió que seguramente la había mandado la gobernadora de Chihuahua; la panista María Eugenia Campos.
A su salida del gimnasio del Colegio de Bachilleres de Chihuahua (Cobach), las decenas de migrantes se volcaron hacia la camioneta que lo trasladaba con el propósito de hablar sobre el caso; pero López Obrador no se bajó de la unidad.
Con la ventana del copiloto abierta, les prometió justicia, por lo que los migrantes comenzaron a gritar de nueva cuenta esa palabra, como lo hicieron mientras esperaron en la calle a que saliera; y a quienes se unió un grupo de activistas que rechaza la militarización y ecologistas.
Una mujer se acercó hasta el Mandatario federal y le pidió que no hiciera lo que hace Estados Unidos.
«No somos iguales, mi amor, no nos confundas», le respondió López Obrador.
Mientras la camioneta trataba de avanzar en medio la multitud, el Mandatario le dijo a otra persona que se encontraba frente al vehículo y que no dejaba avanzar que no provocara.
– ¿Usted era provocador cuando defendía la justicia y la dignidad?, lo cuestionó la mujer que previamente le había pedido que no actuara como el país vecino.
«No, pero no lo hacía yo así, no lo hacía así», le contestó López Obrador.
– ¿Ah no? ¿Cómo lo hacía, no estaba toda la gente en el Zócalo, no había millones de gente en el Zócalo defendiéndolo, señor?
El Presidente dijo que él lo hacía de manera pacífica.
«Que se me hace que te mandó Maru, mi amor», le dijo el titular del ejecutivo Federal.
La mujer le indicó que nadie lo estaba violentando.
«Te mando Maru», le volvió a decir.
– No, señor, no; esa señora tampoco nos representa, mucho menos, señor, le respondió la mujer.
«Mira, ¿no es una provocación esa?», inquirió AMLO.
– Es una exigencia de justicia, es lo que es, le precisó la mujer.
Una vez que avanzó el convoy, comenzaron a escucharse expresiones de apoyo al Mandatario tales como «Es un honor estar con Obrador» por parte de los empleados del gobierno federal que también lo esperaban a la salida.
Al principio, cuando la camioneta que lo transportaba iba saliendo del recinto, los migrantes comenzaron a gritar justicia.
«Señor presidente, queremos que valientemente se baje de ese vehículo y nos dé la cara, nosotros somos gente de paz», decía un migrante con un altavoz.
«Queremos conocer la situación del asesinato del estado mexicano a nuestros queridos hermanos emigrantes (sic), que murieron quemados en el centro de Migración acá en Ciudad Juárez».
Pero el presidente no se bajó de la camioneta, sólo desde su asiento les prometió justicia.
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