El campo mexicano enfrenta un escenario desafiante por el cambio climático, que ha alterado profundamente los patrones de lluvia, debilitado la calidad genética de las semillas y generado incertidumbre sobre la comercialización de granos básicos como el frijol y el maíz. Así lo expuso Octavio Jurado Juárez, gerente general de la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario (AMSDA), en entrevista con el periodista Antonio Gaytán en el programa Aquí hay Campo, transmitido por Canal 15 y Notigram Durango.

Caída del 40% en las precipitaciones: sequía estructural y duradera

Desde el año 2018, México ha registrado una disminución acumulada del 40 por ciento en las precipitaciones, respecto al promedio de las últimas dos décadas. Aunque se han presentado tormentas tropicales y huracanes, su efecto ha sido superficial: no han recargado mantos acuíferos ni garantizado agua útil para el campo.

“La afectación más crítica es del centro hacia el noroeste del país. En Durango ya hay excavaciones de hasta mil metros para hallar agua. La sequía es constante, ya no un fenómeno pasajero”, afirmó Jurado.

Según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en regiones como Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Durango, las lluvias estarán 30 por ciento por debajo del promedio histórico en 2025. Por contraste, zonas como el Bajío (Jalisco, Guanajuato, Michoacán) mantendrán una temporada razonablemente estable.

Frijol en crisis: semilla sin vigor y sin garantía de compra

Durango, como uno de los principales estados productores de frijol, enfrenta una doble amenaza: la falta de agua y la debilidad genética de la semilla. La mayoría de los agricultores recicla semilla de la cosecha anterior, que ha perdido vigor debido a la polinización libre y al deterioro ambiental.

“El rendimiento baja año con año porque se sigue usando semilla agotada. Es urgente un relevo genético. Por eso se creó una nueva empresa semillera en Zacatecas, dedicada exclusivamente al frijol”, explicó.

Aunque Durango ya aprobó un apoyo estatal para incentivar el uso de semilla certificada, no habrá volumen suficiente para este ciclo primavera-verano 2025, por lo que el cambio estructural se verá reflejado a mediano plazo.

Comercialización: incertidumbre, caída de precios y desplazamiento por importaciones

La otra gran amenaza es el desequilibrio en la comercialización del frijol. Aunque el precio de garantía llegó a 27 pesos por kilo en 2023, la transformación de Segalmex en “Alimentación para el Bienestar” ha reducido su capacidad de compra, limitándola al abasto de Diconsa.

“Queremos sembrar 100 mil hectáreas, pero si no hay quién compre la producción, el esfuerzo será inútil. Sin certidumbre en el precio, nadie se arriesga”, advirtió Jurado.

Además, advirtió que el frijol negro estadounidense —de buena calidad y precio competitivo— está ingresando al mercado mexicano, desplazando la producción nacional.

“Las cosechas en Estados Unidos van de buenas a muy buenas. Eso pone en riesgo al productor mexicano. Necesitamos un estímulo, un bono compensatorio o un canal comercial adicional”, dijo.

AMSDA y la Secretaría de Agricultura (Sader) analizan revivir esquemas como los de ASERCA, donde los productores accedían a apoyos cuando vendían a precios por debajo del de garantía. También se considera una posible revisión a la baja del precio de garantía actual, lo que encendió alertas entre los agricultores.

¿Quién puede sembrar? Solo quienes están en el padrón

Una de las afirmaciones más contundentes de Jurado fue que no todos los campesinos están en condiciones de sembrar frijol este año. Sólo quienes estén registrados en el programa federal Producción para el Bienestar podrán entregar su cosecha a Alimentación para el Bienestar bajo condiciones de precio garantizado.

“El problema es que hay una amplia franja de productores fuera del padrón. Y para ellos no hay esquema de comercialización ni certeza de ingreso”, explicó.

Esto reduce considerablemente la superficie útil, pues muchos pequeños productores no están formalizados o no fueron incluidos en el padrón actualizado.

Modelo de distribución directa: más allá de Diconsa

Jurado también propuso analizar esquemas alternativos de comercialización que vayan más allá de Diconsa, como los que operaban en años anteriores con marcas propias, empacadoras y tiendas privadas.

“El gobierno antes intervenía con canales de distribución más amplios. Llegó a tener marcas propias. Es momento de retomar esa ruta, al menos para el frijol”, planteó.

Esto abriría nuevas oportunidades para los productores y reduciría la dependencia de un solo comprador estatal.

Maíz en revisión: posible estímulo de $7.20 por kilo

Sobre el maíz, Jurado reveló que se discute establecer un nuevo precio de garantía de 7.20 pesos por kilo, ya aplicado en Chiapas. Aunque aún no es oficial para Durango, se contempla su extensión dependiendo de las condiciones de producción.

“Estamos trabajando con la Sader para rezonificar el país. Sinaloa ya no podrá ser el gran abastecedor de maíz, y Durango podría tomar un papel más relevante, si se dan las condiciones de clima y logística”, dijo.

Tecnificación del riego y el Plan Nacional Hídrico

En el contexto del cambio climático, también se abordó el avance del Plan Nacional Hídrico, promovido por la presidenta electa Claudia Sheinbaum y el próximo secretario de Agricultura, Julio Berdegué. El objetivo es ampliar la superficie con riego tecnificado para garantizar un uso más eficiente del agua.

“La tecnificación es parte de la solución, pero no basta si no hay agua disponible. El reto está en garantizar la sustentabilidad de las fuentes subterráneas”, advirtió Jurado.

Adaptación y corresponsabilidad: mensaje a los gobiernos estatales

Jurado enfatizó que la solución no solo está en el gobierno federal, sino también en los gobiernos estatales, que deben involucrarse activamente en la estrategia agrícola, tanto en incentivos, comercialización como infraestructura.

“Necesitamos un traje a la medida para Durango y otros estados. AMSDA ya está trabajando con los gobiernos locales para consolidar propuestas antes del cierre de mayo”, anunció.

Conclusión

El ciclo agrícola 2025 será uno de los más desafiantes de las últimas décadas. Con menos agua, semillas desgastadas, precios inciertos y una amenaza creciente por importaciones, el campo mexicano requiere una transformación estructural urgente.

La coordinación entre federación, estados y productores será decisiva. Si no se ajustan los mecanismos de estímulo y comercialización, la autosuficiencia alimentaria seguirá dependiendo del clima… y del mercado internacional.

Por: Antonio Gaytán

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