Casa Hogar, donde niñas y niños rescatados vuelven a sonreír: DIF Estatal
18/05/2025 - Hace 4 horas en Durango EstadoCasa Hogar, donde niñas y niños rescatados vuelven a sonreír: DIF Estatal

En un estado donde los desafíos sociales son múltiples y complejos, existen instituciones que, más allá de las estadísticas, se convierten en espacios donde la empatía, el cuidado y la dignidad reconstruyen las vidas de niñas, niños y adolescentes en situación de extrema vulnerabilidad. Así ocurre en Casa Hogar y Villa Esperanza, proyectos encabezados por el DIF Estatal, donde lo más frágil de la sociedad encuentra refugio, tratamiento y un futuro posible.
Durante una profunda conversación en el programa La Charla con el periodista Antonio Gaytán, la presidenta del DIF Durango, Marisol Rosso, y la procuradora de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, Yadira Nohemí Domínguez, compartieron un panorama crudo, pero también lleno de esperanza, sobre lo que representa cuidar de 196 menores que han sido retirados de entornos violentos, negligentes o de abandono.
“Recibimos un sistema rebasado, con niños durmiendo en villas pensadas para 10, pero con hasta 20 por cuidadora. Aun así, ningún niño se queda sin atención”, detalló Rosso. Cuando asumieron la administración, encontraron 96 niñas y niños en Casa Hogar; hoy son más del doble, muchos de ellos en condiciones físicas y emocionales devastadoras.
Uno de los casos que más conmovió a la presidenta fue el de dos gemelos provenientes de Vicente Guerrero, con una enfermedad cutánea grave. “La madre los usaba para pedir dinero. Cuando le pedimos que los entregara, nos dijo: ‘Fírmenme un permiso para seguirlos usando’. No podíamos permitirlo. Esos niños hoy reciben tratamiento, van a la escuela, y sonríen. Antes, nadie se les acercaba por su piel”, relató Rosso.
La procuradora Yadira Nohemí reveló que la dependencia a su cargo atiende hasta 40 reportes por semana, siendo el 30% de ellos casos efectivos de omisión de cuidados, violencia familiar y abuso sexual. Un equipo multidisciplinario acude a cada reporte: psicólogos, abogados y trabajadores sociales hacen evaluaciones integrales antes de determinar si un menor debe ser asegurado.
“No todos los padres se desentienden, algunos logran recuperarlos tras terapia y cambios de entorno. Pero son pocos. Lo más común es que los niños sean institucionalizados”, explicó Domínguez.
De esos 196 menores, al menos 80 son adolescentes que han permanecido por años en el sistema sin haber sido liberados jurídicamente para adopción, debido a omisiones institucionales del pasado. “Cada día que pasa sin liberar su expediente, es un día menos de posibilidad para tener una familia. Nos duele”, lamentó Rosso.
Uno de los testimonios más duros fue el de una niña de 11 años que, al saber que sus dos hermanas menores serían adoptadas, comenzó a portarse mal para quedarse en Casa Hogar y no verlas partir solas. “Nos partió el alma. Hablamos con los padres adoptivos y al final aceptaron llevarse a las tres. Hoy viven juntas y felices”, relató.
La labor no se detiene en la infancia. Conscientes del abandono que enfrentan los jóvenes al cumplir 18 años, el DIF creó Villa Esperanza, un conjunto de 28 departamentos construidos con apoyo de organismos empresariales y sociedad civil, donde los adolescentes aprenden a vivir solos, con reglas claras: deben estudiar, trabajar y ahorrar.
“No había ningún modelo en el país que ofreciera eso. En otras entidades, a los 18 años se les entregaba una bolsa con ropa y se les decía ‘adiós’. Nosotros dijimos no. Esto es Villa Esperanza, y es único en México”, afirmó Rosso.
Cada uno de estos proyectos ha sido posible, en parte, gracias al respaldo del sector privado, organismos como la CMIC, Canadevi y el CCE, además de ciudadanos comunes que han sumado su granito de arena. “Un día, una señora dejó un sobre con 200 pesos: ‘para el primer ladrillo’, decía. Lo tenemos enmarcado”, compartió Rosso con emoción.
Además, se ha iniciado la ampliación de Casa Hogar, con recursos del presupuesto participativo municipal, estimados en más de 1.5 millones de pesos, y donaciones de universidades y empresarios.
El proceso de adopción también ha sido reformado. Hoy en día, una familia con toda su documentación en regla puede concretar una adopción en tres meses, si el menor está legalmente liberado. “Antes había miedo y desinformación. Pensaban que el proceso tardaba años. Ahora tenemos más de 40 adopciones en lo que va de este año”, confirmó Domínguez.
Sin embargo, ambas funcionarias coincidieron en que la responsabilidad no es solo del gobierno: “Los hijos de Casa Hogar también son responsabilidad de toda la sociedad. Necesitamos más manos, más corazones y más conciencia para seguir transformando historias de dolor en historias de amor”, concluyó Marisol Rosso.
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