Río Dorado nació como una solución para el crecimiento urbano para contribuir manera significativa a satisfacer diversas necesidades sociales y económicas.
Este tipo de arquitectura disminuye costos en la extensión de redes por servicio de agua y luz eléctrica; mantenimiento de espacios comunes, seguridad y servicios de recolección de basura.
En los últimos años los gobiernos locales y los desarrolladores han identificado en esta tendencia el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes y una forma de acercarlos a las fuentes de trabajo e incentivar la cohesión del tejido social y familiar.
Sin embargo, esa promesa de vivir en departamentos a costo accesible, en un proyecto de vivienda urbanizado que cuenta incluso con vigilancia, educación básica, tiendas de autoservicios, áreas verdes y centros de apoyo, parece también convertirse en una pesadilla.
Cecilia Carreón, una vecina que llegó a vivir a este asentamiento hace nueve años, es testigo de problemas vecinales que influyen en la descomposición social y que han ocasionado hasta feminicidios con extrema violencia.
“Antes era un fraccionamiento muy tranquilo, que ni carros pasaban, dormíamos a gusto, sin problemas de drogadictos ni robos, y ahora es lo que abunda: drogadictos y robos. En todos los lotes abren departamentos, sacan sus cosas personales, y cuando regresan los inquilinos ya no encuentran sus cosas. ¿Qué es lo que hacen? Se quedan callados, porque no tienen a quién echarles la culpa. Al final son los mismos vecinos los que hacen todo eso aquí”.
Aunque Cecilia reconoce que en el lote en el que vive no se han presentado asesinatos, en enero pasado Notigram dio a conocer la detención de Jesús Manuel “N” por el delito de homicidio calificado con ventaja, en contra de un niño de 10 años de edad, quien murió por un fuerte golpe en la cabeza.
Otro de los delitos que cimbró a la sociedad fue el feminicidio de Karla, una joven de 23 años víctima de feminicidio con extrema violencia, cometido por su pareja Jonathan Salomé “N”.
Convivencia, insostenible
Uno de los principales desafíos de la vivienda vertical es la convivencia, pues a pesar de los reglamentos internos, son pocos los colonos que respetan las reglas sobre el compartimiento del espacio público:
“Les faltan el respeto a los niños, le faltan el respeto a la gente mayor, y pues vienen y se quejan conmigo por ser la presidenta y yo no puedo hacer nada, porque les llama uno la atención y (…) se han hecho operativos donde entra la policía estatal, policía municipal, el ejército, la marina y ellos se burlan de toda clase de policía de gobierno”, señala Cecilia.
¿Quiénes son?, —pregunta Notigram.
“Son jóvenes, personas mayores casados que tienen a su mujer y a sus hijos a drogarse hasta afuera de su departamento. A ellos no les interesa quién los vea, si es gente mayor, si los ven niños, ellos se echan su cigarro y no quieren que nadie les diga nada”.
Aunque este tipo de departamentos están diseñados para familias pequeñas de entre tres y cuatro personas, el hacinamiento también se convierte en un problema mayúsculo:
“Llegan a vivir entre 6 y 10 personas. Nosotros hacemos cruces (y nos preguntamos) ¿Cómo viven? Por eso es que hay mucha delincuencia y por lo regular son departamentos rentados que no son habitados por los dueños. ¡Si viviéramos puros dueños, otra cosa sería! Y como vienen de distintas partes y colonias, no sabemos las costumbres que traigan esas personas”.
Cecilia Carreón también reconoce que, como parte de los factores que influyen en la detonación de delitos, es la invasión de viviendas:
“Sí hay, vienen personas y se meten como si fueran suyas hasta que llegan los dueños y los sacan, y es cuando hay problemas también”.
Plan VIVE, aun sin resultados
El año pasado se echo a andar el programa “Vive”, una estrategia que busca estrechar lazos entre la sociedad civil con las autoridades gubernamentales para disminuir la incidencia delictiva, drogadicción y la descomposición del tejido social, así como detectar padecimientos de salud mental como ansiedad y depresión.
Este ambicioso programa se implementó desde septiembre en Río Dorado, en el que el secretario Héctor Vela Valenzuela, buscaba disminuir estos problemas:
“Estamos trabajando un modelo de intervención donde vamos a un polígono con ciertos grados de riesgo, criminalidad, adicciones y descomposición social. Hemos tenido buenos resultados, es un modelo que habrá de durar cuatro meses”.
Sin embargo, a pesar de las estrategias para rescatar la descomposición del tejido social, los problemas continúan.
“En mi lote hay de 20 a 30 drogadictos, le hablamos a la policía, ellos corren y se esconden en los edificios, los mismos vecinos esconden a los drogadictos. Cuando se va la policía, salen otra vez los 20-30 drogadictos y se burlan de (que no pudieron ser atrapados)”.
¿La ley no ha podido con ellos?, —pregunta Notigram.
“La policía dice que no cuenta con autorización para llegar, tumbar puertas o sacarlos. Si viene la ley, pero no puede con ellos”, sostiene Cecilia Carreón.
En la medición realizada entre marzo y abril de 2023 por la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE, 2023) revelan que las conductas delictivas o antisociales más frecuentes identificadas por la población de 18 años y más en los alrededores de su vivienda fueron:
Fuente: ENVIPE, 2023.
Incluso, el consumo de drogas ya alcanzó a niños que han sido influenciados por otros vecinos mayores:
“Sí, hace poco vino la mamá de un niño de nueve años y se lo llevó de con los drogadictos porque ya iba mal el muchachito. Yo le dije a la mamá: “como presidenta yo no puedo hacer nada, pero usted como madre sabe cómo recogió a su hijo, (yo le recomiendo) que vaya a la Fiscalía, lleve al niño, que se lo cheque el médico, para ver si su niño presenta algo (…) he recogido bolsas de pintura, botes de spray, bolsas de cemento, bolsitas de marihuana, porque los arrojan a mi área verde”.
Aunque este proyecto urbano busca consolidarse como una apuesta accesible para las familias duranguenses, el estilo de vida de muchos inquilinos ha permeado negativamente en la convivencia, por lo que hay quienes prefieren alquilar ese espacio y regresar a la mancha urbana.