Las y los profesionistas vivimos entre los precios desenfrenados al buscar comprar una casa, la precariedad laboral y tener la experiencia de “la vida solo es una” y… ¡tarjetazo!
Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo en Durango las y los profesionistas percibimos un sueldo estimado en 12 mil 544 pesos mensuales, ¿lo suficiente para adquirir un crédito hipotecario?, o lo necesario para sobrevivir en lo que formamos una familia, creamos una antigüedad laboral y, entonces, unimos nuestros créditos para comprar esa primera casa.
No cumplimos las reglas
Entre las razones por las que vemos cada vez más difícil acceder a un crédito hipotecario las explica Salvador Chávez Molina, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi) en Durango:
“Para poder acceder a una vivienda se tiene que poder comprobar sus ingresos y su estabilidad laboral. Los jóvenes menores de 30 años cambian aproximadamente de 6 y 10 veces de trabajo durante su vida, y esa es una estadística que se tiene a nivel nacional, esto les impide acceder con las reglas actuales que tiene el Infonavit o el Fovissste acceder a un financiamiento para la compra de una vivienda”.
Si partimos que una persona que percibe un sueldo mensual de 12 mil 544 pesos busca adquirir un crédito para comprar una casa, encontraremos en el simulador de Infonavit que puede acceder a un crédito de $567 mil 690.82 pesos, pagando mensualmente $3 mil 746.76 pesos a un plazo de 30 años.
Es por ello, que algunos especialistas inmobiliarios consideran que por cada millón de pesos del valor de una propiedad deben comprobarse más de 10 mil pesos de ingresos mensuales, además de tener buen historial crediticio y capacidad de ahorro.
“Durango capital y la Laguna son zonas muy diferentes al resto de la República, porque aquí si tenemos la oportunidad de qué trabajadores que ganan de uno a dos salarios mínimos, puedan acceder a soluciones habitacionales. Esto no está pasando en ninguna plaza del país.
Es una oportunidad de que los jóvenes de Durango para acceder a una solución, sí es cierto que estas soluciones no van a satisfacer a estos jóvenes, porque te limitan a que la vivienda tiene que tener un metraje mínimo de 45-48 metros cuadrados de construcción, tiene que estar adosada (en un conjunto condominal o multifamiliar) y siempre y cuando ese crédito poder trasladarlo a otra vivienda”, refiere Salvador Chávez, presidente de la Canadevi.
El encarecimiento de la vivienda y la informalidad
El encarecimiento de la vivienda obedece a varios factores: aumento en el precio de materiales como cemento y acero, mano de obra, costo de terreno y maquinaria. A esto, también se suma la informalidad:
“Uno de los grandes problemas es que 3 de cada 4 viviendas se construyen en la informalidad, solamente una de cada cuatro se construye en la industria con todas las licencias, con todos los permisos, y esto le genera mucha presión al suelo y obviamente a los formales, porque ha incrementado demasiado el valor del suelo.
Hoy el valor del suelo en Durango puede ser prácticamente el mismo que de la construcción y en otras plazas del país, está muy arriba el valor del suelo, cuando estamos hablando de terrenos mínimos como 6×15 o 90. Incluso menores, cuando se trata de construir casas dúplex cuando quieren construir 30, 40 metros de terreno a una vivienda”, señala el empresario Salvador Chávez Molina.
¡No todo está perdido!
En febrero pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador propuso reformar la Ley del Infonavit para que los trabajadores puedan rentar una casa y comprarla 10 años después.
La iniciativa contempla que la renta que pagará el trabajador no podrá exceder el 30 por ciento de su salario. Durante el tiempo que se rente la vivienda, se seguirá ahorrando el 5 por ciento de su salario en la subcuenta de vivienda.
Cuando hayan transcurrido los 10 años, si el trabajador opta por la compra del inmueble, se tomará en cuenta la totalidad de las rentas que pagó y, para liquidar el costo original del departamento, se tramitará un crédito hipotecario tradicional.
Salvador Chávez considera que “hace falta modificar, desarrollar programas de desarrollo urbano que sean atractivos, pero creo que los están restringiendo y en esta restricción de contener el crecimiento de las ciudades, lo único que se ha hecho es especular y encarecer el suelo. Yo creo que tendríamos que revertir esta situación generando mayores espacios para qué la industria y quienes se dedican formalmente, puedan tener mejores opciones y puedan generar opciones accesibles a los jóvenes”.
Y aunque es una alternativa atractiva, Rosa Martha Ortega, especialista en finanzas personales y catedrática de la Facultad de Economía, Contaduría y Administración (FECA), plantea una solución que podría dar mejores frutos económicos:
“Aquí hay que revisar tu perfil, si eres emprendedor no compres la casa, pon tu negocio. El negocio te va a dar para que tengas un buen arrendamiento y ese arrendamiento pueda tener efectos fiscales, y ahí vas redondeando todo. Mientras que, si compras la casa, también hay obligaciones y no te va a generar ingresos”.
Somos otra generación, no terratenientes
Aunque no es presión, la generación de personas menores a 40 años actualmente tienen otras expectativas de vida que no se concentran en el arraigo, no por lo menos, en el de la tierra:
“El tema de las propiedades no es para todos, lo que pasa es que tenemos esta relación en Latinoamérica de que la riqueza está relacionada con la propiedad … Hay culturas donde han sufrido guerras, desgracias naturales y el tema de la propiedad se convierte en un segundo plano, porque saben que tienen que salir de la noche a la mañana y lo tienen que abandonar todo.
Hoy en día eso ya no es así: la tecnología tiene valor, el conocimiento tiene valor, las certificaciones personales tienen valor. Tú mismo eres valioso. Los jóvenes tienen que migrar a esas nuevas formas”, explica Rosa Martha Ortega.
En cambio, Salvador Chávez, presidente de Canadevi, considera que “en la inmediatez, hoy los jóvenes y todos en general, queremos que las cosas sucedan muy rápido y si en un empleo no estoy a gusto, me cambio y a veces piensan que eso no podría afectar en mi futuro o mi estabilidad. Es forma parte de como se ha ido moviendo la misma industria; antes tenías un trabajo toda tu vida o dos empleos durante toda la vida” y esto ha mermado la capacidad económica que se adquiere con el tiempo.
Otras formas de inversión
Aunque parezca un discurso trillado, la mejor inversión siempre será convertirnos en una versión mejorada de nosotros mismos:
“En efecto, un joven pudiera no estar pensando en el futuro, en que se va a jubilar, en qué va a pasar, cómo se va a mantener en el futuro; pero al final del día, puede estar tomando decisiones financieras por su perfil financiero y esto es: hay países donde las personas no necesariamente compran una vivienda y estamos hablando de adultos y no necesariamente la compran, porque eso significa parar recursos o dinero.
Una casa requiere mantenimiento, se pagan impuestos y cuesta. A la larga, ese activo puede convertirse en un pasivo, porque es algo que tienes que estar manteniendo y es una derrama financiera.
Yo les diría: inviertan sus recursos en ser una mejor versión de ustedes mismos (certificarse, pagar maestrías, doctorados, tener estas experiencias de vida transformadoras). Si yo tuviera 30, invertiría en formarme, en conocimientos, en experiencias, y por qué no, empezaría un ahorro más que empezar a endeudarme”, aconseja Rosa Martha Ortega.
Por: Karla Tinoco