Por Pilar Aguilar

Durango, Dgo.- En esa redacción se forjaron grandes periodistas, antes de que existiera alguna carrera especializada.

Agoniza El Sol de Durango a los 75 años, luego de que durante ese tiempo su planta laboral lo erigió como el de mayor circulación y el preferido de los lectores.

Lo del casi fallecimiento del impreso que fundó la Compañía Periodística García Valseca, se conoció apenas este inicio de semana, cuando sin aviso los directivos despidieron a la mayoría de los reporteros, así como algunos de otras áreas.

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La historia

Corría el año 1947 cuando el Coronel José García Valseca decidió abrir plaza periodística en Durango, ya que en el país ya operaban varios Soles.

Para variar, fue un Día de Muertos, justo el 2 de noviembre de ese año, cuando salió a las calles el primer ejemplar de El Sol de Durango.

De su edificio ubicado en el céntrico crucero de las calles Negrete y Zaragoza, salieron los pequeños, jóvenes y adultos para vender, o vocear el periódico.

A partir de entonces, El Sol se convirtió en una especie de universidad en la que se formaba a los reporteros, ya que no existía una carrera como tal.

Solo una de muchas muestras

Juan Nepomuceno Romero Chávez, emigró junto con su familia a la ciudad de su natal San José de Tuitán, municipio de Nombre de Dios, Durango, en busca de mejores condiciones de vida.

En una ocasión, estaba junto con unos amigos en el Jardín de San Antonio, cerca de su domicilio, cuando los abordó una persona.

Les comentó que buscaba a jóvenes que quisieran trabajar en El Sol de Durango, pero que deberían tener nociones de reportero, o fotógrafo.

«El Nepo», como se le conocía, fue el primero en saltar para decirle al empleador que, él sabía de todo eso y que deseaba que lo pusiera en la lista, por lo que le dio una fecha y hora para que acudiera a las instalaciones de la empresa para hacerle una prueba.

Durante dicha entrevista, se dieron cuenta de que «El Nepo» no sabía nada de periodismo y fotografía, pero por manifestar que tenía ganas de desempeñar esa labor, le dieron la oportunidad.

Con el tiempo, «Nepo» Romero se convirtió en el más destacado de los reporteros de policía y lo hizo famoso su columna Los Aristócratas de El Mercadito, que escribió muchos años en El Diario, hijo de El Sol, cuyo jefe era otro gran colega: Jesús Alvarado Durán, que se forjó en esa misma empresa.

Otros más

Sería interminable mencionar la lista de todos los duranguenses que ahí nacieron como periodistas, pero sin el ánimo de hacer menos a nadie, mencionaremos a algunos:

Pedro Rocha y Sida, Rubén Escárzaga Acosta, La Pituka, Agustín Herrera Magallanes, Jorge Blanco Carvajal, Mariano Alvarado Martínez, Gabriel Ontiveros Barrera, que salió del taller para convertirse en reportero policiaco.

Unos más son los hermanos Gregorio y Fernando Meraz Mejorado, el primero llegó a ser el corresponsal de Televisa en Washington y el segundo, reportero internacional de Excélsior, quien ganó seis veces consecutivas el premio nacional de periodismo.

De las mujeres, están las hermanas Melina y Chelito Carrete Carvajal, solo por mencionar algunas, pero ahí mismo hicieron escuela Maricela Olvera, Mayela Gallegos, ya de las generaciones más recientes.

Cuando empezó la era de lo digital, en alguna ocasión me platicó algo Rocha y Sida, justo dentro de la iglesia de Catedral, durante una misa de acción de gracias para El Día del Policía Preventivo.

Con 60 años en El Sol, ya como dueño Mario Vázquez Raña, que convirtió la Compañía Periodística García Valseca, en Organización Editorial Mexicana (OEM), Pedro me externó su preocupación porque los jefes le advirtieron que si no aprendía a manejar las redes sociales y todo lo relacionado con la nueva tecnología, quedaría fuera de la empresa.

Dos años después se jubiló y al poco tiempo pasó a mejor vida, para hacerle compañía a otros de sus colegas que nacieron en El Sol y dejaron de existir, como Julio Carlos Láinez Rojas.

Martes negro

El martes anterior, los reporteros de esa empresa, la mayoría de ellos no empíricos como los que mencioné, sino licenciados en periodismo, o ciencias de la comunicación, recibieron la peor noticia de su vida.

En síntesis, palabras más palabras menos: El Sol que nació un Día de Muertos casi deja de existir y, por lo tanto, ustedes se quedan sin empleo.

El baldazo de agua fría lo recibieron, entre otros, los compañeros, Víctor Blanco, Juan Pablo Hernández, David Enríquez, Ismael Hernández, Anabel Adame, José Carrillo, Denisse Ramírez, Belem Hernández y Alejandro Blanco, con siete y hasta 35 años de antigüedad.

Entre los despedidos incluyen los corresponsales de Canatlán, Guadalupe Victoria y Gómez Palacio.

Solamente les dijeron que había un recorte de la plantilla laboral y los echaron a la calle, pero lo más injusto, es que también les quieren recortar lo que por Ley les pertenece, en cuanto a lo económico, es decir, la liquidación.

Ante tal situación, el gobernador Esteban Villegas Villlareal hizo un respetuoso llamado a la empresa, para que los liquide conforme al marco legal.

El mandatario duranguense también estimó la posibilidad de darle trabajo a algunos de los desempleados, en algunas de sus depenedencias de su Gobierno.

Entonces, pues, El Sol de Durango se encuentra en terapia intensiva, y el equipo humano que quedó, a través del sistema digital trata de rescatarlo de las garras de la muerte.

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