¡Adiós, presidente!
Por: Iván Ramírez M.
Ya son casi 20 años contigo presidente y nunca nos hemos ido, ni en las malas, ni en las peores, porque tú nunca lo hiciste.
Gracias por no detenerte, por no claudicar, por ser el más terco de los tercos y hacernos entender y creer que era posible recuperar un México que parecía perdido. Un México donde a muchos no les alcanzó la vida para verte llegar porque se les murió el cuerpo, pero nunca la esperanza, pues nunca dejaron de atrapar las voces en el aire y mostrarlas con el puño arriba.
Se fueron dejando su esperanza intacta para que la tomaran sus familias, los vecinos y los que menos tenían, que al final, resultaron ser más que los que más tenían.
Presidente, lograste despertar a un México que llevaba décadas adormecido frente a un televisor donde solo le ponían novelas, noticias y futbol para distraerle el hambre, quitarle su credencial de elector y vaciarle los bolsillos mientras gritaba ¡goool!
Para “la dictadura perfecta” fuiste el “malacopa”, el “aguafiestas”, el “broncoso” en su tradicional celebración, pues los desenmascaraste frente al pueblo, les jalaste los manteles haciendo volar los platos y las copas, manchándoles de caviar y vino sus vestidos de chanel, los esmóquines y un montón de carpetas con contratos, ¡qué madriz… les pusiste, presidente!
Ahora dices que te vas, cuando te has quedado para siempre en la dignidad de un pueblo; te has quedado para siempre con quienes antes no podían pagar el gas, los medicamentos o llegar con tres bolsas de mandado a su casa.
Te has vuelto perene en la tierra donde antes la gente se iba a falta de oportunidades y hoy se han quedado a sembrar vida; te has quedado en cada familia en cada joven que hoy recibe una beca benito juárez sin tener que andar repartiendo volantes de candidatos en las esquinas o aplaudir como focas en los eventos políticos con la eterna promesa de ser tomados en cuenta.
Te has quedado para siempre con los niños y jóvenes que día a día hacen un enorme esfuerzo por avanzar un centímetro o pronunciar una letra desde una silla de ruedas. Porque de ellos solo se acordaban para tomarse la foto en tiempos electorales.
Presidente, es imposible que te vayas cuando todos los días estarás presente en la mesa de cada adulto mayor que antes no tenía ni para comer, pero, hoy, gracias a ti, se han vuelto clientes frecuentes en cada tienda de cada esquina de este país.
Pero te entendemos, te comprendemos perfectamente. Has caminado sin descanso y cuesta arriba durante más de 45 años… es momento de descansar.
Quédate tranquilo, porque nos enseñaste que “con el pueblo todo y sin el pueblo nada” y que, aunado al “no robar, no mentir y no traicionar”, está el no agacharse, mucho menos si te hablan en inglés y te quieren tronar los dedos.
Este movimiento que iniciaste continuará porque hay quienes nos formamos contigo y seguiremos haciendo lo que siempre hiciste: avanzar a como dé lugar, mantener intacta la dignidad, amar a tu país por encima del dinero y nunca bajar la guardia porque “la mafia del poder” no descansa, solo se transforma, se disfraza, se infiltra.
Gracias por todo y por tanto. ¡Hasta siempre, presidente Andrés Manuel López Obrador!